¿Quieres vivir una vida larga y próspera? ¡Entonces refrena tu lengua de hablar el mal y tus labios de decir mentiras! Apártate del mal y haz el bien; busca la paz y esfuérzate por mantenerla Salmos 34:12-14 NTV
Queridos amigos, en ciertas circunstancias decir la verdad trae consecuencias no deseadas, entonces queda como lógica deducción que mejor es mentir.
La mentira es un instrumento institucionalizado en la cultura. Todos saben que es malo mentir, sin embargo, no dudan en valerse de la mentira para salir del paso, no quedar mal, conseguir un objetivo determinado, hacer daño, vengarse, entre otras situaciones.
Se suele justificar la mentira, incluso se la tiene como valioso recurso. Puede que hasta se consiga ser exitoso diciendo mentiras y que se pueda continuar viviendo despreocupadamente por haber evitado hábilmente el ser descubierto, pero llegará el día en que indefectiblemente se tendrá que rendir cuentas.
Donde más solemos fallar es con nuestra lengua, un pequeño miembro del cuerpo que se jacta de grandes cosas. Y cuan gran incendio puede causar un pequeño fuego ( Santiago 3:4-6). Se suele decir que las palabras pueden herir más que los actos.
Él no refrenar la lengua por falta de prudencia suele ser motivo de discusiones y contiendas. En el mundo está acuñado el concepto de que hay que liberar al cuerpo y el alma de los pesos internos, diciendo lo que uno siente y piensa. Dicha idea puede tener efectos positivos cuando es manejada con sensatez, algo que la mayoría de las almas de este mundo tienen como carencia.
He vivido en diferentes lugares y culturas, y he podido verificar lo difícil que le resulta a la gente el refrenar la lengua. Por supuesto que existen personas que poseen mayor dominio propio que otras para cerrar la boca, aunque estoy seguro de que si pudiéramos leer sus pensamientos nos veríamos sorprendidos por los incendios y explosiones, sin importar si son anglosajones o latinos.
Estoy seguro de que Dios quiere que disfrutemos de la vida lo más posible, pero a su manera, que es la forma perfecta apegada a la verdad y la justicia divinas. Él nos brinda las más sabias exhortaciones para una vida plena.
Nadie en su sano juicio desea otra cosa que no sea una larga vida llena de bien. La gente desea prosperidad cuyo resultado positivo sería la felicidad. Sin duda un anhelo muy loable, especialmente para un mundo donde la tribulación es inevitable, es decir que no se puede escapar de los malos momentos que trae el vivir en esta tierra.
Ni rico ni pobre, ni feliz ni infeliz pueden escapar del dolor, de la enfermedad, de la pérdida, de la maldad de los otros, de los accidentes, de los eventos naturales, ni de la misma muerte. Pero es posible vivir bajo el temor de Dios, la mejor forma de pensar y de actuar para lograr una vida feliz en un mundo de tribulación.
La Biblia nos enseña que el corazón del hombre natural está entenebrecido y que además tiene la consciencia cauterizada, por tanto, está predispuesto hacia el mal por naturaleza. Entonces que no nos sorprenda que esté dispuesto a valerse de su lengua para hacer el mal, hablando mentiras, difamando, vituperando, haciendo escarnio.
Pero para vivir una vida larga y próspera en los términos de Dios es indispensable apartarse del mal y hacer el bien, buscando además la tan ansiada paz. Existe una única manera de conseguir dicho objetivo y es a través de la muerte sacrificial de Jesucristo.
Si el derramamiento de sangre de Cristo Jesús no se hace efectivo en la vida del hombre, le será imposible apartarse del mal, hacer el bien y buscar la paz. Se requiere de la bendición de gracia para que la sangre derramada por el Señor pueda lavar de sus pecados al pecador y hacerlo limpio para ser perdonado.
Solo el hombre regenerado en espíritu, que ha sido perdonado, puede avanzar en sus objetivos de apartarse del mal y de hacer el bien, viviendo una vida de paz como pacificador.
Les deseo un día muy bendecido.
“Es mejor decir la verdad que duele y luego sana, que la mentira que consuela y luego mata”. A.R.