Alabad a Jehová, naciones todas; Pueblos todos, alabadle. Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia, Y la fidelidad de Jehová es para siempre. Aleluya. Salmos 117:1-2 RVR1960
Queridos amigos, en estos días difíciles no tenemos muchos líderes a quienes alabar.
Por el contrario la mayor parte de líderes en el mundo están siendo objeto de crítica, parece que los próceres de las naciones son parte del pasado.
Es por eso que nuestra visión debe ser cada vez menos terrenal, apuntando más y más a lo celestial, a lo eterno.
Sin lugar a dudas tenemos que transcurrir nuestras vidas en este mundo, sin embargo cuando se tiene a Dios en el corazón la palabra dice que vivimos en el mundo pero ya no somos del mundo.
En otras palabras, nos convertimos en forasteros porque pasamos a ser ciudadanos de la ciudad de Dios.
También tenemos un líder nuevo, el mayor y mejor de los líderes, a quien alabamos porque sabemos que es digno de toda alabanza.
Los líderes terrenales fallan, Él es perfecto. Los líderes terrenales prometen y no cumplen, Él es totalmente fiel.
Los líderes de la tierra toman decisiones a favor de unos y en desmedro de otros, Él es infinitamente justo. Los líderes de la tierra no se apiadan de muchos, Él es rey de misericordia.
Jehová es el único que merece la pena seguir. Su poder es tal que no podemos hacer otra cosa que adorarle. Su bondad y misericordia son maravillosas, alabémosle y bendigámosle por eso.
Recordemos que Él no nos necesita y que el hombre vive rechazándole, a pesar de ello Él se fija en nosotros y tiene misericordia de quienes no merecen misericordia, obra bondad en nuestras vidas y permite que podamos acercarnos a Él.
Todas sus promesas se cumplirán porque Él es fiel, y los que estemos con Él podremos comprobarlo.
No perdamos más tiempo alabémosle en todo momento y lugar, que nuestros pensamientos sean sobreabundados por su presencia y que su palabra reine en nuestras mentes y corazones.
Mi mayor deseo es que Dios les bendiga con su gracia.