He aquí, como los ojos de los siervos miran a la mano de sus señores, Y como los ojos de la sierva a la mano de su señora, Así nuestros ojos miran a Jehová nuestro Dios, Hasta que tenga misericordia de nosotros. Salmos 123:2 RVR1960
Queridos amigos, es notable el grado de atención con el que mi perro me mira cuando tengo un delicioso hueso en la mano.
Su interés es absolutamente sincero y no tiene ninguna inhibición para no demostrarlo.
Cuán diferentes somos los humanos, posiblemente tenemos mayor interés que el animal, sin embargo, los condicionamientos sociales y especialmente el orgullo nos hacen tomar posiciones de desinterés o de interés limitado.
El salmista se pone en una posición en la cual está totalmente a la expectativa de la mano de su Señor. Él sabe que su posición ante Dios es de siervo y el ser siervo implica servir a su amo.
El siervo no tiene expectativas respecto a su amo, se satisface con recibir lo que le es dado y mira la mano del amo porque es dependiente de él.
El mundo humanista propende a poner al hombre como lo más importante. Siguiendo esa línea en muchas congregaciones nos enseñan que Dios nos pone en un pedestal porque nos ama, porque Jesús es nuestro amigo y quiere que prosperemos.
No cabe la menor duda que Dios es amor y que Jesús les dijo amigos a sus discípulos, sin embargo Jehová es un ser infinitamente Santo y el que no busca santidad, jamás podrá gozar de su presencia.
La búsqueda de la santidad empieza por la reverencia al Creador, mirando su mano como lo hace el siervo y en sumisa humildad esperar hasta que el Todopoderoso tenga misericordia.
Si no somos conscientes de nuestra urgente necesidad de la misericordia de Dios, porque nos reconocemos como grandes pecadores y continuamos viviendo, creyendo que porque alguien nos dijo que somos hijos de Dios ya somos vencedores, nuestro destino es la perdición eterna.
Asumamos una actitud de humildad, aceptemos nuestra posición de siervos y confiemos, en total dependencia, en la pronta ayuda de Jehová. Imploremos por misericordia, la necesitamos a gritos todos los días.
Que Dios nos bendiga con sabiduría e inteligencia. Disfruten de un bonito día.