Porque yo sé que Jehová es grande, Y el Señor nuestro, mayor que todos los dioses. Todo lo que Jehová quiere, lo hace, En los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos. Hace subir las nubes de los extremos de la tierra; Hace los relámpagos para la lluvia; Saca de sus depósitos los vientos. Salmos 135:5-7 RVR1960
Queridos amigos, es interesante observar cómo muchos se jactan cuando conocen a alguna celebridad o a algún personaje poderoso y famoso.
Cuentan sobre sus lujos, caprichos y forma de actuar, endiosándolos en cierta manera.
Nos dejamos deslumbrar por lo material, lo físico, lo externo.
En especial son los poderosos los que más impactan al común de los mortales. Viendo a esta gente empezamos a soñar con el lujo, la opulencia y con poder hacer lo que nos dé la gana.
Muy pocos son los que se deleitan con las maravillas y el poder de Dios. Al parecer, el Señor para el hombre natural está tan cerca, pero tan lejos, que soñar con sus bendiciones y promesas le es algo etéreo.
Los poderosos hacen lo que quieren, sin embargo su sabiduría es humana y no son perfectos. Cuando Jehová hace lo que quiere, lo hace guiado por su infinita sabiduría y la perfección de sus pensamientos. ¿Quién como Él?
Vemos que la tendencia del humano es idolatrar, ya sea a otros seres humanos, a ídolos o a dioses creados que no son otra cosa que la proyección del mismo humano.
Para deleitarse con las maravillas de Jehová es imperativo renunciar a ídolos y otros dioses, y alabar y adorar al único Dios verdadero, de otra manera el poder de Dios que llega como bendición a los que le aman, no será efectivo y todo lo que viene y es de Dios será intrascendente para quienes no le conocen y no le buscan.
Invoquemos el nombre del Santo Dios, pidámosle misericordia para nuestras vidas.
Les deseo un día muy bendecido.