“Y aconteció que algunos del pueblo salieron en el séptimo día a recoger, y no hallaron. Y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo no querréis guardar mis mandamientos y mis leyes?” Éxodo 16:27-28 RVR1960
Queridos amigos, no por casualidad existe el dicho popular «tanto va el cántaro al agua hasta que se rompe».
Quiere decir que la paciencia tiene un límite y al parecer la paciencia de Dios estaba siendo probada en extremo por el pueblo hebreo.
Dios había instruido dentro de su ley que el séptimo día de la semana era día de reposo.
Su providencia es siempre perfecta y así fue también en la época del Éxodo, Jehová había previsto que la provisión de maná para el día de reposo sería dada un día antes.
El maná era el único alimento disponible en medio del desierto y Dios lo proveía sin falta.
Es remarcable cómo Él busca y exige la obediencia en nosotros; la instrucción era precisa, no recoger más maná del que se iría a consumir en el día.
No faltaron los exagerados y desobedientes que recogieron más, con toda certeza su sorpresa fue grande cuando al día siguiente el maná recogido en exceso estaba agusanado.
Queda claro que Dios quiere que confiemos en Él y nosotros podemos confiar plenamente porque Él es fiel en todos sus caminos.
Les dijo que debían recoger doble ración antes del día de reposo, me imagino que algunos dudaron del Señor, porque ya habían visto cómo se agusanaba el alimento cuando era guardado por más de un día.
Sin embargo, el Dios Todopoderoso realizó otro prodigio permitiendo que el maná se mantuviese comestible por dos días, solo y únicamente en el fin de semana.
Maravilloso el Dios que permite que le conozcamos, que tiene misericordia de nosotros pecadores.
No somos merecedores de ninguna misericordia porque Dios nos podría estar constantemente preguntando, así como lo hacía con el pueblo de Israel, ¿cuándo cumplirán con mis mandamientos y mis leyes?
Eso implica que estamos hiriendo sin cesar su santidad infinita, lo cual nos hace merecedores de juicio y castigo.
La única solución al insalvable problema para todos nosotros es la cruz de Cristo a través de la cual podemos ser redimidos de pecado, para poder dar inicio a una nueva vida en la cual recién estaremos habilitados por el poder de Dios para empezar a cumplir sus mandamientos.
Lo máximo que le podemos ofrecer a Dios es toda nuestra obediencia, la cual es olor fragante para Él. Busquemos con ahínco vivir en obediencia para su gloria.
Les deseo un día muy bendecido.