Padre de huérfanos y defensor de viudas Es Dios en su santa morada. Dios hace habitar en familia a los desamparados; Saca a los cautivos a prosperidad; Mas los rebeldes habitan en tierra seca. Salmos 68:5-6 RVR1960
Queridos amigos, vivimos enfocados en el devenir de este mundo y de esta vida, como si fuese lo único a considerar.
Los afanes de este mundo nos impelen a darle a esta vida una relevancia, que no es tal, porque dolorosamente posponemos lo verdaderamente importante, sin detenernos a pensar.
¿A qué me refiero? A la vida espiritual verdadera que trasciende esta vida. Es la vida en Cristo Jesús.
Con frecuencia los huérfanos o los desamparados no llegan a tener una vida, digamos razonable, dentro de los cánones de este mundo.
Nos podríamos preguntar, y qué de lo que Dios promete? ¿Son promesas que no se cumplen?
La primera premisa a tener en claro es que Dios nunca miente, por tanto siempre cumple todo lo que promete.
Las promesas de Dios normalmente apuntan a la eternidad, por tanto son para los creyentes verdaderamente convertidos a Jesucristo, destinados a vida eterna.
Los rebeldes, es decir los no creyentes, también cuentan con la promesa de Dios, en este caso habitarán en tierra seca, lo cual confirma el sentido de las palabras en este pasaje de los salmos, ya que el sentido es figurado y proyectado a la eternidad.
Si nos sentimos huérfanos o desamparados busquemos a Dios, quien nos puede bendecir con su gracia y si nos bendice desde ya nos otorga los dones de gozo y paz.
Que Dios les bendiga con gracia y paz. Tengan un bonito día.