Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Apocalipsis 3:16-17 RVR 1960
Queridos amigos, como en muchas cosas también en la Biblia hay dos caras de la moneda.
Existe bendición para los que temen a Jehová y castigo para los que viven en pecado, hiriendo su santidad.
Soy consciente de que las cosas duras de la Biblia a muchos no les caen bien, les parece que es una forma muy ruda de impulsar a creer, perciben que es una forma de forzar a las personas para que se conviertan.
Penosamente existen cristianos que se van por la vía del desastre con el objetivo de impactar y lograr que las personas se conviertan.
Por otro lado, hay quienes esgrimen lo opuesto poniendo a Dios como un ser que obvia su palabra y existe para brindar solo amor.
Debemos recordar que los que compartimos el Evangelio somos solo y únicamente instrumento de Dios, si Dios quiere nos utiliza para conversión de quienes oyen el Evangelio, por lo tanto, es menester que nos avoquémonos a las buenas nuevas y no hagamos tanto énfasis a lo que puede pasar si no te conviertes.
Por otro lado, no podemos tapar el sol con un dedo, diciendo que Dios es amor y que todo lo que tiene es amor para el pecador.
Sin duda alguna Dios es amor infinito, pero los que pregonan solo esto se olvidan que es Santo y también Justo.
En este caso vale la pena hacer especial énfasis en la justicia de Dios, es decir que los que no temen a Dios recibirán el justo castigo, por incumplir los mandamientos de la ley de Dios.
Un tibio de corazón no rechaza a Cristo abiertamente, pero tampoco es una persona que posee celo y fuerza espiritual para vivir en temor a Dios. Profesa conocer a Jesucristo, pero en realidad no le tiene en su vida.
Las palabras duras de «vomitaré de mi boca» provienen del sabor de las aguas tibias y sucias de Laodicea, los que no tenían costumbre de beber esa agua como primera reacción la escupían.
De la misma manera que el agua era escupida por su mal sabor, Cristo rechazará a estas personas hipócritas que viven engañando a otros porque se engañan a sí mismas.
Busquemos al Dios que es rico en todo, nosotros que somos desventurados, miserables, pobres, ciegos y desnudos. Sin Dios vivimos en la miseria a pesar de poder pensar que somos ricos en diversos aspectos.
Existen muchas personas que son tibias y que necesitan oír el Evangelio, quiera Dios tener misericordia de ellas.
Reciban un gran saludo y que Dios les bendiga con paz.