Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Colosenses 2:8 RVR1960
Queridos amigos, cosa terrible ha de ser caer en manos de traficantes de esclavos para ser transportado a un lugar completamente desconocido y ser vendido.
En estos tiempos el concepto de esclavitud le causa mucho rechazo al hombre moderno, quien está convencido que la libertad está sobre todas las cosas. Se dice que uno debe ser dueño de sí mismo.
Lo que el hombre natural no sabe es que la libertad como tal no existe. El hombre caído es esclavo del pecado, aún cuando crea que es libre de hacer lo que le plazca, pues su condición le llevará a un final eterno sin escapatoria, que no le va a gustar.
Por otro lado está el nacido de nuevo, el hombre espiritual, que de ser esclavo del pecado pasa a ser siervo o esclavo de Jesucristo, pues declara con su boca y en su corazón que Jesucristo es su Señor y salvador.
Entonces la filosofía de la libertad que se esgrime como bandera de estos tiempos está alejada de la verdad. La única y verdadera filosofía que nos lleva a desarrollar nuestras facultades intelectuales conjuntamente con las espirituales es el conocimiento de la Palabra de Dios, su estudio nos conduce a conocerle y confirma nuestra fe en Él.
El resto de filosofías que tienden a complacer los sueños de los hombres son vanas y engañosas. Su objeto es el de alejar a las personas de Dios, obstaculizando la fe en Él. Se trata de especulaciones muy elaboradas sobre temas que aparentan seriedad, pero que son intrascendentes, pues están basadas en ideas humanas.
Las fantasías humanas por supuesto dan mayor crédito a los conceptos de la humanidad, que al pensamiento perfecto del Señor. Dicen “quién mejor que el hombre para saber las cosas del hombre”, no aceptan la Palabra de Dios y prefieren afrontar los problemas de la vida en su propia sabiduría.
La cantidad de propuestas del hombre para resolver problemas que no toman en cuenta a Dios es innumerable, Pablo llama a esto los rudimentos del mundo, pues son ideas simplistas comparadas con la visión de Dios. Nuestro Creador siempre tiene la solución perfecta para cada caso, basta con acudir a la sabiduría que Él nos entrega en la Biblia.
Tenemos un imperativo que dice que miremos lo que sucede en nuestro entorno para que nadie nos engañe, se trata de una situación real que conlleva el peligro de convertirse en presa de filosofías y sus huecas sutilezas, que en apariencia se trata de algo muy profundo y rebuscadamente pensado, sin embargo en realidad se fundamenta en lo intrascendente, en lo vano y vacío.
Son formas de pensamientos que incluyen tradiciones de hombres, es decir enseñanzas de hombres contra enseñanzas de Dios, por ejemplo las tradiciones católicas o evangélicas que nada o poco tienen que ver con Dios.
También incluye pensamientos de origen demoniaco, en el mundo se ha desarrollado un sistema de vida y gobierno contrario al del Señor Jesucristo con Satanás al mando. Veamos la idolatría en la sociedad de consumo con la extraña fijación de que se consigue la felicidad cuando más se posee, la fe ciega en lo tecnológico y científico, el culto a la propiedad privada y el muy difundido hedonismo.
Finalmente, ninguna de estas filosofías se fundamenta en Cristo Jesús, pues Sus principios son diametralmente opuestos. Depender de los poderes del mundo no acompaña el pensamiento de que toda la gloria es para Dios y que todo, absolutamente todo, está en manos del Creador.
No cedamos ante la tentación constante que el mundo representa. Podemos ser fácilmente seducidos por sus ideas atractivas, por su supuesta grandeza y fascinación, si no estamos firmes en nuestra fe y en el conocimiento de las Sagradas Escrituras, que, en todo caso, es la filosofía perfecta.
Les deseo un día muy bendecido.