Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. Juan 14:26
Queridos amigos, no podemos menos que maravillarnos al comprender lo que significa recibir y tener al Espíritu Santo.
La tercera persona de la Trinidad no es un enviado cualquiera, tampoco es un enviado especial que goza de todos los poderes, se trata del Todopoderoso, de Dios mismo.
Maravillémonos una y otra vez de que Dios nos bendiga de manera tan extraordinaria, morando en nuestro cuerpo, usándolo como Su templo, acompañándonos en nuestro camino de santidad, sin dejarnos ni un solo instante solos.
El Espíritu Santo tiene como función, llenar al convertido con el «poder» suficiente para que esté preparado para afrontar con valentía la vida cristiana en este mundo, a fin de que llegue triunfante al final de la carrera.
El Espíritu Santo está ahí para enseñarnos todas las verdades de Dios que necesitamos aprender. Está ahí para guiar, ayudar, consolar, fortalecer y exhortar a los fieles. El camino de santidad es un trayecto de aprendizaje espiritual continuo hasta el fin de la vida física del cristiano.
Observamos que Dios quiere que estemos en constante aprendizaje y no se trata precisamente de aprender por experiencias, si bien esa es una buena manera de desarrollarse, no sustituye al estudio de las Escrituras y la oración. El cristiano que piensa que ya no tiene nada que aprender no ha entendido de qué se trata la presencia del Espíritu en su vida.
Una vez más, ¿no es maravilloso que haya alguien que siempre nos recuerde lo que ha dicho Jesús? El Espíritu nos hará pensar, trayéndonos a la mente la Palabra adecuada en el momento adecuado. Nuestra labor, junto con Él, debe ser encontrar el sentido de la verdad en relación al momento que estamos viviendo y realizar una adecuada aplicación.
Para quien no conoce los Evangelios será muy difícil concatenar la guía del Espíritu con los dichos de Jesús. Es imprescindible llevar adelante una lectura estructurada y constante de las Escrituras acompañada de oración.
Mientras estudiamos la Biblia tengamos la seguridad que el Espíritu Santo se ocupará de que la verdad quede impresa en nuestra mente, nos convencerá de pecado al hacernos entender y discernir la verdad de Dios y no omitirá ninguna ocasión en la que sea necesario recordarnos de ella o exhortarnos con ella, especialmente cuando estemos apartándonos, dígase pecando.
Les deseo un día bendecido y que tengan mucha paz.