Alabad a Jehová, invocad su nombre, Dad a conocer en los pueblos sus obras. Cantad a él, cantadle salmos; Hablad de todas sus maravillas. Gloriaos en su santo nombre; Alégrese el corazón de los que buscan a Jehová. 1 Crónicas 16:8-10
Queridos amigos, durante el transcurso de nuestra vida (casi) todos hemos podido experimentar momentos de alegría y felicidad.
Sin embargo, toda alegría y felicidad son pasajeras, por lo menos no son una constante en el tiempo.
¿Qué podemos decir del gozo, don que Dios nos da a los verdaderos convertidos?
Sin duda se trata de un estado que lo tendremos por y para la eternidad. En prueba y tribulación el creyente se goza en su Señor.
Además, Dios nos bendice con su gracia y paz. ¿Cómo no tener en el corazón el gran anhelo de alabarle e invocar su nombre?
Puede que no cure mis enfermedades, que no apacigüe mis dolores y que no me libre de tribulación, no importa, porque el gozo y la paz no desaparecen.
Padre Santo gracias por tus maravillosas obras, por enviar a morir a tu hijo Jesús por mis pecados, gracias Señor por tu bendito regalo de gracia.
Gracias por tus misericordias sobre mí, un pecador perdido. Gracias Todopoderoso por los dones que nos regalas comenzando por la fe, la paz, el gozo.
Gracias Padre por la presencia de tu Espíritu en nuestras vidas, quien nos lleva a santificación.
Gracias Padre, gracias Señor, gracias mi Rey, gracias mi Redentor, gracias mi Salvador, gracias, gracias, gracias, infinitas gracias.
¿Cómo no cantarle y alabarle? Hablemos todos de sus maravillas, no nos avergoncemos de nuestro Hacedor.
Démosle a Él toda la gloria y vivamos con un corazón alegre porque el nos permitió encontrarle.
La felicidad está en tener a Dios en el corazón y poder amarle, sabiendo que viviremos con Él en este mundo y en la eternidad.
Les deseo un día muy feliz en la presencia de Jesús.