Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella.” Job 1:7 RVR1960
Queridos amigos, a muchos les parecerá extraño el enterarse que Satanás es el príncipe de este mundo (Juan 12:31, 14:30, 16:11).
Dios permite que el diablo reine en este mundo y se enseñoree de él. Tanto es así, que Satanás no dudó en lo más mínimo para tentar al Señor Jesucristo, llevándole a una montaña muy alta y mostrarle todos los reinos de la tierra. Se los ofreció cínicamente, diciéndole que serían suyos solo si se postraba ante él y le adoraba (Mateo 4:8-9).
Si bien el diablo es el engañador por excelencia, no tuvo que recurrir a ningún engaño para tentar al Señor, pues tenía y tiene todavía toda la potestad sobre los reinos del mundo. Vemos que en tiempos de Job Satanás ya andaba controlando sus dominios. Cuando expresa, que estaba rodeando la tierra estaba haciendo una visita de influencia sobre la extensión completa del mundo.
Satanás se mostró al Señor Jesús como alguien que quería beneficiarle, por supuesto que era imposible engañar a Dios. Sin embargo, engañar a los hombres es muy fácil para el diablo.
Considero que uno de sus mayores engaños es que la gente crea que es un ser horripilante por su aspecto físico y por sus actos de sadismo y depravación. Y Hollywood se ocupa de hacer que dicho engaño se expanda y se grabe en las mentes de quienes gustan de las películas de terror. En sus diversos filmes te muestra escenas de posesiones demoníacas, actos asesinos y todo lo imaginable relacionado a un “supuesto” mal.
Digo “supuesto” mal porque en realidad ese no es precisamente el mal que hace Satanás. Por supuesto que existen las posesiones demoníacas, pero entiendo que se parecen poco a lo que muestra el cine. El engaño radica en que la gente llegue a pensar que el diablo es lo que se ve en las películas, y en verdad es lo contrario, aunque el mal persiste de una u otra manera.
Satanás se disfraza como ángel de luz (2 Corintios 11:14), con el fin de engañar. Quiere hacernos creer que es amoroso, bueno y sincero, de esa manera consigue que la gente caiga en sus mentiras. La mayoría de las personas no son atraídas por la oscuridad, la luz es lo que el corazón humano normalmente apetece (no me refiero a la luz de nuestro Señor Jesucristo). En ese sentido sería contradictorio que el espíritu malo se mostrara como un ser de la oscuridad, de presencia horrorosa, con ojos terroríficos, cuernos y cola.
A través de la literatura, el internet, la televisión y el cine Satanás consigue hacer pensar a sus engañados, que es un ser abominable, para mostrarse en realidad como alguien muy atractivo, que hace aparecer al pecado como algo agradable y deseable, presentando falsas enseñanzas como una iluminación, que hace la vida más atractiva, y por tanto, mejor.
La gente ni se imagina que siguiendo la supuesta luz se está encaminando a la verdadera perdición, la oscuridad espiritual definitiva. Juan 10:10* dice que el ladrón solo viene a robar, matar y destruir, pero no al mejor estilo del séptimo arte, donde al final siempre alguien se salva, terminando la historia en un momento de alivio. El caso verdadero se trata de destrucción espiritual, terminando en el infierno para la eternidad, donde solo se salvan los que reconocen el señorío de Jesucristo sobre sus vidas.
Satanás es el enemigo de Dios, de toda justicia y de toda verdad, continuamente está procurando pervertir y destruir a los que aman a Cristo. No se sabe el alcance de su influencia, pero mucho del sufrimiento de los cristianos se le puede atribuir. Mientras estemos en este mundo, nos puede tentar y también logra que algunos se alejen temporalmente del Padre Celestial y otros se separen de forma definitiva.
El consuelo del creyente es que Dios tendrá encadenado al diablo (Apocalipsis 20:1-2). Además que éste no tiene poder para llevar a los convertidos al pecado, pero no se cansa en su intento de tentarles. La Escritura es clara porque enseña que Dios, de todos modos, dirige los asuntos del mundo, motivo por el cual los creyentes podemos estar aún más tranquilos.
Le pido a Dios que les libre de todo mal.
* Este versículo se usa habitualmente para describir los motivos de la presencia de Satanás en este mundo, sin embargo, en mi entender y viendo el contexto en extenso se refiere a los fariseos, lo cual no quita su perfecta aplicabilidad para el diablo, pues sin duda él vino a matar, a robar y destruir.