Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; más el que no creyere, será condenado. Marcos 16:15-16 RVR1960
Queridos amigos, según «Christian Freedom International» un cristiano es martirizado cada 5 minutos en el mundo, 144 por día y 52.560 por año. La persecución se da en 105 países de 190 en el mundo. Es probable que muchos nieguen su fe al ser perseguidos y otros muchos prefieran la muerte a negar su fe.
Sin duda se trata de una situación opuesta a la de muchos que se dicen creyentes y viven afirmando tener fe, sin embargo, su estilo de vida no condice con su fe, porque siguen a un dios creado en su imaginación, que todo lo da y nada exige.
Decir «creo» como una simple afirmación, como afirman muchos (v.l.r.), sin ser verdaderos seguidores de Jesucristo es solo fe muerta, una fe intelectual que no tiene provecho alguno.
El cristiano sabe que debe morir a sí mismo para que el otro viva, de esa manera sigue a Jesucristo quien murió en la cruz del calvario para que muchos vivan.
Aquellos muchos que manifiestan creer no están dispuestos a dejar su orgullo y pelean por su autoestima, no demuestran ser muy pacificadores ni tener hambre y sed de justicia. Su modus vivendi no muestra que anhelen tener un corazón limpio y tampoco se ven muchos signos de misericordia ni de pobreza de espíritu en ellos.
De esa manera se puede ver la diferencia entre alguien que cree porque fue bendecido con fe salvadora y se bautiza para mostrar públicamente su fe, y aquellos que se auto denominan creyentes porque consideran que hay que creer en algo.
La gran comisión fue encomendada a los apóstoles, quienes fueron munidos con el poder de Dios para hacer milagros y de esa manera sustentar con toda autoridad la verdad del Evangelio a través de la predicación.
Las Escrituras enseñan que la fe viene por oír la Palabra de Dios, y evangelizar es difundir las buenas nuevas de Jesucristo para que las personas se enteren, oyendo, de maravillosas verdades, serias exhortaciones, perfectos preceptos y grandes advertencias.
La gran comisión fue solo para los apóstoles, lo cual no quita que los creyentes genuinos debamos evangelizar, sin embargo, no necesariamente debemos salir al mundo, por no tener todos el llamado de misioneros.
No es el bautismo el que salva, por más que la gente se bautice no será salva sino por la divina gracia de Dios, que se hace efectiva a través del don de fe y la muerte de Jesucristo.
No importa si se cuenta o no con el bautismo para ser salvo, por ejemplo el ladrón «bueno» fue salvo sin bautizarse. El bautismo es un acto de obediencia del cristiano, es una manifestación externa de su fe genuina y de su sometimiento a Jesucristo como siervo.
Los que rechazan a Jesucristo, aunque digan que creen, por más bautizados que estén, serán condenados. Recordemos el pasaje de Mateo 7:22-23 donde muchos le dirán a Jesucristo «Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mi, hacedores de maldad.»
Entonces, si decimos ser creyentes busquemos con máximo anhelo hacer la voluntad del Señor Jesucristo.
Les deseo un hermoso día acompañados de bendiciones celestiales.