Bendito tú, oh Jehová; Enséñame tus estatutos. Con mis labios he contado Todos los juicios de tu boca. Me he gozado en el camino de tus testimonios Más que de toda riqueza. En tus mandamientos meditaré; Consideraré tus caminos. Me regocijaré en tus estatutos; No me olvidaré de tus palabras. Salmos 119:12-16 RVR 1960
Queridos amigos, en la medida en que más profundizó en el libro de los Salmos, más me deleito en su contenido.
Tengo una pasión por las escrituras, podría pasar horas de horas hablando sobre el Dios bueno y misericordioso que se fijó en mí, sin yo tener nada en que fijarse.
En este pasaje vemos aspectos tales como adoración, pedido o súplica, proclamación, gozo y gran decisión.
Lo primero que el salmista realiza es adorar al gran Dios, le exalta diciéndole lo bendito que es, la expresión «oh Jehová» manifiesta un estado de ánimo de admiración, de alegría y por qué no, de asombro.
Sin Dios nada tendríamos, el salmista le pide en súplica a Dios que le otorgue el beneficio de enseñarle sus leyes.
Normalmente nos olvidamos de Dios y confiamos en nuestros atributos y decidimos aprender por nuestra propia voluntad, pensando que lo estamos haciendo muy bien.
En este caso el salmista se postra a los pies de Dios en sujeción y humildad y le pide que Él mismo le enseñe.
El verdadero convertido ama a Dios y también ama su Palabra y tiene un inmenso deseo de aprender cada vez más con el objetivo de agradar a su maravilloso Dios.
La proclamación es un acto que denota una especial devoción, se trata de una declaración pública en voz alta y en tono solemne.
El salmista no se avergüenza de su Dios porque él ha compartido con sus labios, en voz alta y posiblemente en público, sobre los testimonios de Jehová, los cuales son una gran carga para el inconverso y un motivo de regocijo para el creyente.
El que se goza en las Escrituras tiene arraigada la gracia de Dios en el corazón.
Dios ha plantado una semilla que está echando sólidas raíces y pronto se tendrá un hermoso árbol lleno de frutos.
El gozo es un don de Dios y todo creyente es bendecido con él.
No importa en la situación en la que el convertido se encuentre, el gozo no se lo quita nadie.
En contraposición la felicidad en este mundo es coyuntural y pasajera, además depende mucho de elementos externos, un día puedo estar muy feliz y el otro todo lo contrario.
En cambio el gozo no depende de factores externos y tampoco de internos, es un don maravilloso del cual el cristiano disfruta en todo momento.
El cristiano se goza en la ley de Dios, en sus promesas y en sus maravillas más que de toda riqueza.
El creyente cuenta con decisión propia, desea meditar en la Palabra, el ejercicio espiritual de mayor provecho.
Considera que no hay nada más provechoso para el alma.
Considerar es reflexionar con atención y detenimiento para formarse un concepto de algo, en este caso el salmista leerá con cuidado las escrituras para enfocarse en los caminos de Jehová.
Es necesario profundizar en la comunión con Dios a través de la obediencia, la oración y la lectura de la Palabra, para lograr entender sus caminos.
Qué bella decisión, me regocijaré y no me olvidaré.
Cuando las cosas no son gravosas, cuando son entretenidas y livianas llevan al gozo y al deseo de querer vivir para la gloria de Dios. Así es como Dios le pone sus cosas al creyente.
Que tengan un día bendecido y puedan disfrutar del gozo del Señor.
Guímel: es la tercera letra del alfabeto semítico. Simboliza bondad, eterna beneficencia de Dios hacia los hombres. Es solo por la gracia de Dios que el creyente puede guardar su Palabra.