Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre. 1 Crónicas 28:9
Queridos amigos, escenas bíblicas como estas superan de lejos a cualquier escena de Hollywood, porque el actor principal es Jehová.
Imaginemos al rey David, verdadero hombre de Dios, nombrando a su sucesor, su hijo Salomón, quien estaba destinado por Dios para construir el gran templo de Jerusalén.
El templo que David no pudo erigir porque había corrido sangre por sus manos en su calidad de Guerrero, Dios en su infinita santidad no se lo permitió.
A veces dejamos de decir ciertas cosas importantes que se suponen sobreentendidas.
En este caso la recomendación de David es clara: «reconoce al Dios de tu padre y sírvele con corazón perfecto», algo que quizás Salomón ya había oído con frecuencia, pero jamás se debería dar como sobreentendido.
Reconocer implica saber de qué Dios se trata, cómo es Él, cuáles son sus exigencias, qué le agrada, saber sobre sus atributos, sobre sus maravillas y mucho más.
Si conocemos con ese detalle a nuestro Creador, identificaremos la urgente necesidad de servirle con todas nuestras fuerzas, con todo el corazón, con toda nuestra mente y con toda nuestra alma.
Una actitud y un deseo que prácticamente solo él convertido genuino anhela y puede tener. Porque su corazón está siendo perfeccionado, está siendo convertido de corazón de piedra a corazón de carne por obra del Espíritu Santo.
Jehová conoce en el mínimo detalle los corazones de los hombres y sabe con qué corazón pensamos, hablamos y actuamos.
Dios le dijo a David que Él había escogido a Salomón por hijo, por tanto, Salomón ya estaba del lado de Dios.
Solo le quedaba buscarlo con ahínco, anhelante de tenerlo cerca, porque Dios no se iba a ocultar de él.
Sin embargo, también existía la posibilidad de que no quisiera estar con Él, lo cual tenía como consecuencia ser desechado para siempre.
En estos días hay gente que dice que cree en Dios, sin embargo su manera de vivir contradice sus palabras, se trata de un rechazo evidente cuya consecuencia ya conocemos.
Vivamos para la gloria de Dios, en obediencia y sumisión, busquemos su verdad y su justicia y Dios estará siempre presente en nuestras vidas.
Que tengan un bello y bendecido día.