Dios es juez justo, Y Dios está airado contra el impío todos los días. Salmos 7:11 RVR1960
Queridos amigos, en mi caminar cristiano me encontré con lobos rapaces, que se ocuparon de alejarme de la verdad durante un tiempo. Gracias a Dios encontré el camino de justicia y verdad aprendiendo de la Biblia la sana doctrina.
El ser guiado por la sana doctrina es una bendición de lo alto, porque con dolor veo que muchas de las personas que dicen ser creyentes se quedan estancadas. La Palabra las describe a estas personas como tardas para oír, después de tanto tiempo asistiendo a una congregación ya deberían ser maestros, pero necesitan que se les vuelva a enseñar los rudimentos de la Palabra.
Se mantienen como bebés de leche sin poder comer ni digerir alimento sólido, y todo aquel que sigue tomando leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño que todavía no puede tomar alimento sólido, que es para los que han alcanzado madurez y tienen los sentidos ejercitados por el uso en el discernimiento del bien y del mal (Hebreos 5:11-14)
Me encontré en el Facebook con una publicación que me saltó a la vista por el grandísimo desconocimiento de la verdad: “¿Fallaste? No te alejes de Dios, mejor pídele perdón. No hay pecado o error tan grande que Él no pueda perdonar. Dios no está enojado contigo.”
Haré una especie de autopsia al pensamiento en cuestión, porque no es para vida por estar dirigido para muerte, aunque la intención de quien lo publicó seguramente era buena, y ya conocemos el dicho: “el infierno está lleno de buenas intenciones”.
En primer lugar al pecado no hay que describirlo como falla o error, porque al pecado hay que llamarlo por su nombre, los eufemismos únicamente desvirtúan la verdad. Por lo tanto, decir “fallaste” en vez de expresar que PECASTE, es no enfrentar la realidad con su verdadero nombre.
“No te alejes de Dios”, en un buen sentido se podría interpretar como un “no peques”, para alguien que está cercano a Dios. Sin embargo, se está hablando de alguien que peca sin aborrecer el pecado, entonces se trata de un impío que no tiene ninguna relación con Dios, por lo tanto, no tiene ninguna cercanía con Él como para poder alejarse, de por sí está lejos. Su pecado es a consecuencia de que vive en la carne, y los que viven en la carne no pueden agradar a Dios (Romanos 8:8) y tampoco acercarse.
“…mejor pídele perdón. No hay pecado o error tan grande que Él no pueda perdonar.”, es la parte coherente del pensamiento, pues es imprescindible pedir perdón a Dios por todos los pecados cometidos, y es cierto que el Todopoderoso puede perdonar hasta el pecado más terrible imaginable, porque la muerte sustituta de cruz de su Hijo Jesucristo es suficiente para cubrir todos los pecados de la humanidad, sin excepción alguna.
“Dios no está enojado contigo”, aquí tenemos la máxima aberración, porque Dios odia el pecado y castigará al pecador sin lugar a dudas. Dios está airado contra el impío todos los días. El no confrontar al hombre con su condición de pecador y con su destino de eterna condenación, diciéndole que “Dios es bueno y que no se preocupe”, es una tremenda amenaza para la fe, por no tratarse del evangelio bíblico.
La Biblia enseña que nadie busca a Dios (Romanos 3:11), lo cual implica que nadie realmente desea acercársele por lo que en verdad representa. Dios es quien se acerca a los pecadores, y entonces las palabras del apóstol Pablo caen como anillo al dedo: “Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia” (Romanos 9:16).
El la Biblia hay una importante cantidad de versículos que hablan de la búsqueda de Dios por parte del hombre. En ese sentido se presentan dos opciones: que se trate del hombre espiritual, quien busca a Dios en todo lugar y momento, y la otra, es la del hombre natural, que en verdad no quiere buscar a Dios, aunque Dios le diga que lo busque mientras todavía este a tiempo.
En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que Él existe y que recompensa a quienes lo buscan (Hebreos 11:6). La fe es un don soberano de Dios (Efesios 2:8), sin embargo, el hombre de pecado tiende a pensar que la fe es un producto de su propia voluntad, creyendo que se tiene fe porque se decide creer por voluntad propia. La fe bíblica no es algo por lo que se obtiene la salvación de Dios, sino que es el medio por el cual Dios da curso a la salvación para el hombre, la cruz de Jesucristo se hace efectiva en la vida del pecador a través de la fe.
Les deseo un día muy bendecido.
“Es mejor decir la verdad que duele y luego sana, que la mentira que consuela y luego mata”. A.R.