¿Por qué se lamenta el hombre viviente? Laméntese el hombre en su pecado. Lamentaciones 3:39 RVR1960
Queridos amigos, uno de los rasgos característicos del hombre natural es no estar completamente satisfecho con lo que tiene.
Adicionalmente el sistema del mundo (actual) promueve una sociedad competitiva que considera al éxito como una meta muy preciada. Ambos son ingredientes ideales para sazonar la experiencia del fracaso, si lo que tienes es poco y además no eres exitoso, serás un pobre perdedor.
El problema radica en falsas expectativas, sumadas a ambiciones desmedidas y a ideales mentirosos. El mundo te impulsa a tener la necesidad de ser el más inteligente, el más importante, el más bueno, el más exitoso y el más aceptado socialmente.
Entonces cuando las cosas empiezan a ir mal, pues es improbable que vayan bien bajo dicho modelo, nacen las personas insatisfechas, quienes caminan por la vida quejándose.
Conocemos personas que tienen la insoportable manía de quejarse por todo, otras que se lamentan menos y también aquellos que aguantan con estoicismo hasta el último golpe de la vida. Las quejas pueden ser procedentes, por ejemplo ante una situación de mal trato, pero normalmente son infundadas porque la gente, en realidad, se está lamentando de su vida, de sus vacíos y de la falta de sentido en que está sumida.
Por otro lado está la ley de los hombres, que muchos se resisten en cumplir y el efecto es que viven lamentándose. También están los jóvenes que se quejan de la disciplina de sus padres y maestros. Y en la historia está entre los pueblos, de igual manera, el pueblo de Israel que vivía quejándose de las disciplinas de Dios.
Existen enfoques psicológicos para tratar estos problemas, los cuales funcionan para muchos, sin embargo, la solución real y definitiva se encuentra en Jesucristo. Él es el único que llena todos los vacíos, le da un sentido maravilloso a la vida y es fuente de felicidad.
Es muy poco común ver que alguien se esté lamentando por haber pecado. El problema es que existe muy poca consciencia de pecado, y por otra parte la naturaleza del hombre natural es mirar la paja en el ojo ajeno e identificar las cosas en los otros de las cuáles puede quejarse. Pero lo lógico sería pasarse quejándose por los propios pecados cometidos, ese es un motivo muy válido para lamentarse.
La insensatez del hombre tuerce su camino, y luego contra Dios se irrita su corazón (Proverbios 19:3). En la historia bíblica tenemos un buen ejemplo en un gran hombre, Moises, quien se quejó a Dios preguntándole por qué había hecho mal a su siervo y por qué no había hallado gracia en sus ojos, porque Dios había puesto la carga de todo el pueblo hebreo sobre él (Números 11:11).
Es sabido que a los que aman a Dios todas las cosas, buenas y malas, les ayudan a bien (Romanos 8:28), esto implica que el hombre espiritual no debe quejarse, debe ser paciente y amoroso, y si se lamenta que sea de sus agresiones a la santidad de Dios.
Tengan un día muy bendecido y que Dios les guarde de todo mal.