Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Josué 1:7
Queridos amigos, entre esforzarse y ser valiente existe una brecha grande.
En lo personal les puedo manifestar que siento que puedo esforzarme bastante, pero no he demostrado valentía en algunas situaciones donde debí ser firme en mis principios ante Dios. El ejemplo de Josué debe ser meditado por todos los creyentes.
Esforzarse implica hacer esfuerzos con algún fin específico. El esfuerzo consiste de una acción enérgica, que esté animada y que comunique fuerza y vigor. En tanto que la valentía también contiene elementos de esfuerzo y vigor, sin embargo, requiere de decisión, de determinación para enfrentarse a situaciones o decisiones difíciles e incluso arriesgadas.
Josué, como líder de los hijos de Israel, tenía que llevar a más de 2.000.000 de personas a una tierra desconocida y conquistarla. Mover a las masas era por sí mismo difícil, guiarlas adecuadamente más aún.
El enemigo al que debían enfrentarse no era presa fácil, incitaba temor en el pueblo. Josué sabía que podía ser valiente, estaba claro que sin Dios tal situación podía ser causa de gran miedo, pero pelear con Dios lado a lado se convertía en una gran aventura.
Dios sabe que, para seguir su Palabra, especialmente en este mundo, se requiere de esfuerzo y coraje. Quien haga esto tendrá prosperidad verdadera.
En contraposición se encuentra la visión de prosperidad del mundo, que se entiende por lograr el éxito a través del poder, el buen manejo de las relaciones y los contactos personales, haciendo “bien” las cosas, unido a un inconmovible deseo de seguir adelante.
La sabiduría de Dios fue expuesta está vez a la luz del acometido difícil que tenía Josué por delante. La tarea que le esperaba a Josué no era nada fácil, tenía una empresa monumental por realizar. Sin embargo, contaba con una visión estratégica corta y claramente definida: “esfuérzate y se muy valiente, no te olvides que Yo estoy contigo”.
A partir se su visión estratégica, tenía muy bien definidos sus objetivos estratégicos: debía obedecer la ley de Dios y tenía que constantemente leer y estudiar el libro de la ley, meditar día y noche para poder comprender y aplicarlo correctamente.
Lo que Josué había de instruir al pueblo, debía estar conforme a la ley de Dios. Para que este acometido tuviera éxito, Josué debía estar primero sometido a los mandamientos.
La presencia de Dios en la vida de Josué era su mayor aliciente, además debía alentarse con las promesas de Dios para ser valiente y esforzado.
Cuánta firmeza y determinación se necesitan para ser valiente. Cuando el deber que tenemos es para con Dios, debemos sostenernos en Él y aunque débiles y cobardes, dejemos de lado todo desánimo, pensando que Dios lo es todo y que Él nos sacará adelante en la medida en que confiemos en Él.
Para tener éxito sigamos la estrategia de Josué, es posible que no triunfemos como al mundo le gusta, pero triunfaremos a la vista de Dios, cuya opinión es la única que nos debe interesar, porque es eterna e inmutable.
Si pedimos en oración la dirección de Dios tal como lo hizo Josué, podemos ser esforzados y valientes para vencer diferentes batallas de nuestras vidas.
Les deseo un día lleno de bendiciones. Recordemos que solo Jesucristo es nuestro Señor.