Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Éste es el que fue sembrado junto al camino. Mateo 13:19 RVR1960
Queridos amigos, las parábolas fueron utilizadas por el Señor Jesucristo para explicar la Verdad de manera más clara y entendible.
Una parábola sirve para enseñar simplificando y haciendo más fácil la comprensión de las cosas. Las enseñanzas de las verdades espirituales a través de este útil instrumento llegaban al entendimiento de los que querían ser enseñados, mientras que los contrarios, que no estaban dispuestos no entendían y se mantenían en su ignorancia ciega.
El malo, es decir Satanás, está al acecho, la Biblia lo describe como león rugiente que anda buscando a quién devorar (1 Pedro 5:8).
Es bastante obvio que el ciego y sordo desprevenido será el primero en caer en sus tremendas fauces.
Aquellos que dedican su tiempo a las frivolidades y tienen una actitud negligente ni cuenta se darán que ya están en las garras del enemigo, esos son los representados por las semillas que caen junto al camino, y que son rápidamente comidas por las aves.
No dan la más mínima oportunidad a que la semilla penetre en la tierra y pueda germinar. Incluso mientras se encuentran escuchando el Evangelio su sordera espiritual les traiciona haciendo que no se desvíen del camino equivocado. Son presa fácil de Satanás, quien no debe hacer muchos esfuerzos por robarles lo poco de la Palabra que pueden haber asimilado.
El problema radica en que no están dispuestos a obedecer, no comprenden que ser creyente verdadero significa plena sumisión y sujeción a Cristo Jesús.
Cuando se les explica que el convertido, no solo se convierte en espíritu para vida nueva, sino que también pasa de ser esclavo del pecado a ser siervo de Jesucristo, la idea de dedicación y servicio ya no les apetece.
En el mejor de los casos, se aferran a un evangelio de ofertas que no demanda nada y lo promete todo, si acaso, prefieren quedarse en la parte simpática de ser amados hijos de Dios, amigos de Jesucristo y coherederos del reino.
Decirles que el convertido en verdad es ESCLAVO de Cristo y debe servirle a tiempo completo, les suena como el colmo de la medida, les disgusta, escandaliza y espanta.
Se muestran piadosos y asisten al culto dominical con regularidad, pero extrañamente son indiferentes al mensaje del reino y rechazan todo lo inconveniente para ellos.
No les resulta difícil estar supuestamente de acuerdo con Cristo, porque siguen lo que les gusta y conviene. No tienen ninguna intención de obedecer la santa Palabra en su completa dimensión, porque no la disciernen espiritualmente.
Algunos son creyentes de fe académica, porque conocen la Biblia, y la mayoría detenta fe intelectual, que está basada en la razón, pues continúan siguiendo al mundo, y no muestran señales del más pequeño alejamiento.
El maligno procura evitar de todas las formas posibles que la semilla de la Palabra se anide en sus corazones y pueda germinar para genuina conversión. Tristemente se ve que Satanás tiene éxito, porque la indiferencia espiritual de este tipo de personas es clara y contundente.
Intuyo que el camino en santidad para ellos es ser diligentes participantes de las actividades religiosas y sociales, que constantemente se proponen dentro del tipo de congregación al que pertenecen. Muchos de ellos están convencidos que cuánto más adeptos tiene un determinado pastor más unción tiene.
Quiera Dios convertirnos en tierra fértil para sembrar su semilla de vida eterna en el corazón de cada uno de nosotros y guiarnos a participar de la verdadera Iglesia de Jesucristo.