Castigaré al mundo por su maldad Y a los impíos por su iniquidad. También pondré fin a la arrogancia de los soberbios, Y abatiré el orgullo de los despiadados. Isaías 13:11 NBL
Queridos amigos, la corrupción gana cada vez más terreno en un mundo que la aplaude y recibe con brazos abiertos. Pero en realidad no es una entidad, pues está compuesta de millones de personas, que se regocijan por su inteligencia y sagacidad para hacer lo indebido.
Es admirable ver cuán corrupta se vuelve de continuo la naturaleza humana. Un buen ejemplo es observar a los gobiernos, si antes robaban, ahora se articulan de tal manera que se convierten en máquinas de saquear.
Pero los gobiernos no solo roban, sino que diseñan leyes que según ellos son para proteger a las personas, y que, sin embargo, no solo demuestran lo bajo que están cayendo sino que van en contra de las leyes de Dios, que son perfectas y jamás deberían ser cuestionadas.
Una ley antigua es la de la legalización del tabaco, solo pocos todavía discuten sobre su toxicidad, sin embargo, muchos mueren año tras año por su consumo. La gente sabe que está mal, pero en pro de la tolerancia no se plantea una pelea radical en contra del humo producido por los miles de cigarrillos asesinos. Ni hablar de los intereses económicos para las empresas y gobiernos. ¿Es una señal de corrupción?
Cambiar de pareja de manera irrestricta y el divorcio legalizado desde hace tiempo es otra muestra de la corrupción de la naturaleza humana. Me molesté o me aburrí y sin mucho drama simplemente me voy, pues estoy en mi derecho y soy el artífice de mi felicidad. Y el mundo justifica diciendo: “es que ahora finalmente está feliz”.
El aborto ya es legal en muchos países y el matrimonio homosexual también. Y no solo son los gobiernos, cada vez más personas se adhieren a estos movimientos, especialmente los jóvenes, que desean tener una vida sexual libre, por lo tanto están a favor del aborto y consideran razonable adherirse al lobby LGBT, que tanto daño está causando en el mundo. ¿Es una señal de corrupción?
Ay de que se les diga algo, su temible respuesta no se dejará esperar, la cual estará acompañada de soberbia y altivez. Muchos de ellos estarían dispuestos a dar su vida por lo que roban o defienden, a tal grado llega su ignorancia, pues en vez de bajar la cabeza ante tanta maldad reaccionan con orgullo.
Dios castigó al mundo babilonio por su corrupción y maldad, de igual manera castigará al mundo en que vivimos. La poderosa Babilonia fue destruida por grandes ejércitos, los cuales fungieron como el brazo de Dios para cumplir con el merecido castigo. El castigo que espera a este mundo actual será ejecutado con absoluta seguridad, lo que no se sabe es cómo ni cuándo.
Los soberbios, altivos y orgullosos no están preparados para sufrir, pues al no conocer a Dios no entienden el valor de la prueba ni saben de su consuelo y menos conocen su esperanza. Cuando la calamidad llega se desaniman y se quejan.
Este mundo se está uniendo cada vez más a Babilonia, entonces no puede esperar un trato diferente por parte de Dios, las calamidades y dolores serán prácticamente los mismos, ojalá no peores.
Ningún pecador podrá librarse o escapar, pues no habrá lugar adónde ir para protegerse u ocultarse. El día de castigo será terrible, pues no hay nada peor que caer en las manos de un Dios airado. Dios puede destruir fácilmente a los soberbios que se exaltan a sí mismos, y lo hará con toda certeza.
Lo doloroso de todo esto es que pocos actúan en consecuencia con lo que se sabe con absoluta certeza que vendrá, pues la mayoría no cree y considera una patraña de algunos locos y fanáticos lo que está escrito en la Palabra.
Quienes creemos debemos esforzarnos por llevar a Cristo a la gente, es su única salida.
Les deseo un día muy bendecido.
“Es mejor decir la verdad que duele y luego sana, que la mentira que consuela y luego mata”. A.R.