Esperé yo a Jehová, esperó mi alma; En su palabra he esperado. Mi alma espera a Jehová Más que los centinelas a la mañana, Más que los vigilantes a la mañana. Salmos 130:5-6 RVR1960
Queridos amigos, me imagino lo ingrato que debe ser estar de centinela en la oscuridad, sin poder ver nada, con el enemigo al acecho, esperando que en cualquier momento se lance al ataque.
Seguro que los minutos se tornan en horas, no por nada existe el famoso dicho que él que espera desespera.
Ver la llegada del amanecer y salir de una situación tan tensa y desesperante debe ser de gran alivio.
El salmista tiene una sed tal por Jehová que está más desesperado que un centinela en la oscuridad ante un inminente ataque del enemigo.
El salmista se sabe pecador y que por tanto es merecedor de juicio. Está en desesperada espera por la misericordia de Dios, el perdón se recibe por gracia y fe, ambos dones que solo Dios otorga en su infinita soberanía.
La esperanza puesta en las promesas de Jehová hace que el creyente las anhele muchísimo, porque tiene toda su confianza puesta en las bendiciones de la Palabra.
En el mundo natural es normal apelar a las buenas obras o a la inocencia cuando se presenta una situación de juicio como argumentos sólidos a favor, sin embargo en el mundo espiritual de Dios el que diga ser inocente o haber realizado muchas buenas obras no será escuchado. Todo depende solo y únicamente de la misericordia de Dios.
Vivimos completamente dominados por las opresiones de la vida y las de las enfermedades físicas y mentales, de cuanta bendición sería vivir preocupados por la opresión del pecado, que Dios tenga misericordia de nosotros para que así sea.
Busquemos el perdón en Cristo Jesús, arrepintámonos de nuestros pecados y convirtámonos. De esa manera podremos alabar, adorar y obedecer a Dios con toda libertad.
Les deseo un lindo día y que Dios bendiga su caminar.