Somos tan solo sombras que se mueven y todo nuestro ajetreo diario termina en la nada. Amontonamos riquezas sin saber quién las gastará. Entonces, Señor, ¿dónde pongo mi esperanza? Mi única esperanza está en ti. Salmos 39:6-7 NTV
Queridos amigos, meditemos hoy sobre el sentido de la vida.
Vivimos afanados con el día a día. Enfocados en lo que tenemos y en lo que no tenemos. Haciendo proyecciones para lograr y tener más.
Este mundo nos encauza en supuestas verdades, como por ejemplo que tener más es mejor. Eso nos lleva a una ceguera engañosa, que no nos permite ver lo importante. En ese sentido hay muchos ejemplos.
Ahora pensemos que a pesar de creernos tan importantes como humanos, nuestro pasar por esta vida es efímero. La gran mayoría no somos recordados dos a tres generaciones después. Somos solo sombras y nuestra vida afanada termina en nada.
Recuerdo a mi padre con cariño, sin embargo mis hijos solo tienen ideas borrosas de él, mis nietos lo tendrán presente en una foto, que quizás termine en un desván.
Concentremos nuestra visión y energía entonces en lo que no es efímero. Centremos toda nuestra atención en lo eterno, en Dios Padre y en Jesucristo.
Podemos comenzar por arrepentirnos y convertirnos. Si tenemos a Jesucristo como Señor y Salvador, ya hemos comenzado a vivir la vida eterna en esta tierra y tengamos por seguro que dejaremos de ser sombras. Ya no seremos los más ricos del cementerio, pero habremos ganado la riqueza celestial.
No olvidemos que la única esperanza está en el Dios Altísimo y Todopoderoso. Recurramos a Él. Tan solo Él es capaz de convertir sombras en seres bendecidos.
Que tengan un día muy feliz en la compañía de Jesús.