cuando obedecieres a la voz de Jehová tu Dios, guardando todos sus mandamientos que yo te mando hoy, para hacer lo recto ante los ojos de Jehová tu Dios. Deuteronomio 13:18 RVR1960
Queridos amigos, Juan Calvino, uno de los padres de la reforma, dijo: «cada uno de nosotros es, incluso desde el vientre de nuestra madre, un maestro artesano de ídolos».
La cita suena un poco exagerada, sin embargo, me llevó a pensar en lo triste de nuestra naturaleza caída y en lo alejados de Dios que estamos cuando Él no se nos acerca.
Un tema idolátrico que está muy a la mano, como buen ejemplo, es el fútbol. Es una pasión de multitudes que arrastra a muchos, inconversos y cristianos, haciéndoles creer que los partidos de su club favorito o de su selección nacional son parte esencial de su felicidad. Se transforman para ir a ver los partidos, visten camisetas, se pintarrajean y hasta llegan a utilizar llamativos gorros y chalinas. Además es parte central de su tema de conversación, por lo menos hasta días posteriores al último partido.
Es por todos sabidos lo corrupto que es el mundo de los negocios relacionados con el fútbol, sin embargo, eso es tolerado por los hinchas, ellos son capaces de perdonar cualquier cosa a su jugador y equipo favoritos.
Este deporte es una excelente opción para mantener a las masas distraídas y hasta entontecidas a fin de que no presten atención a lo que es realmente importante.
Con estos comentarios no quiero satanizar el deporte como tal, alguna vez disfruto de un buen partido de la liga europea, pero, conociendo el trasfondo, sería gravísimo dejarse dominar por esta pasión.
Los apasionados del fútbol seguro que ya me quieren menos y están preparando su artillería para defender su posición. Escuché decir que así como uno puede amar a sus padres, también puede amar a su equipo preferido y que eso no es idolatría, con la acotación de que debería ser menos fanático de mi religión.
Las palabras del apóstol Pablo en Romanos 1:21-23 caen como anillo al dedo, parafraseando, saben de Dios pero no tienen intención de respetarle, menos de agradecerle. Solo piensan en hacer lo malo y en tonterías sin sentido. Creen saberlo todo, pero en verdad no saben nada. En vez de adorar al verdadero Dios, se dejan llevar por ídolos.
No cabe duda que son palabras durísimas, pero verdaderas. Esa es la triste realidad del hombre natural, hasta que llega a conocer a Dios. La idolatría no solo está presente en el fútbol, la podemos encontrar en la música, la moda, el culto al cuerpo, los motoqueros, las fraternidades del carnaval, la política y la TV, son unos cuantos ejemplos.
La idolatría provoca la ira de Dios, y la idolatría mostrada por el pueblo de Israel en la época de Moisés llevó a duros castigos. Hoy no vemos que Dios esté castigando como lo hacía en tiempos del Antiguo Testamento, sin embargo estemos seguros que está muy airado por la idolatría existente, solo que tenemos la providencia de su gran paciencia, aunque no sabemos hasta cuando.
El propósito de Jehová era bendecir y multiplicar a su pueblo escogido, sin embargo la desobediencia y la infidelidad a Dios que este pueblo tenía, daba lugar, no solo a que perdiera estas bendiciones, sino a que haya sido duramente castigado.
Esto nos tiene que servir como ejemplo, no debemos pensar que Dios tendrá hoy un comportamiento diferente respecto al pecado.
Parafraseando Deuteronomio 13:18: El Señor tu Dios será misericordioso contigo sólo si oyes su voz y si eres obediente a todos sus mandatos, y haces lo que a Él le agrada. Más claro que el agua pura, verdad?
Les invito a meditar sobre posibles ídolos que puedan estar con el dominio de sus vidas.
Dios les bendiga en tan serio acometido.