Mas Gedeón respondió: No seré señor sobre vosotros, ni mi hijo os señoreará: Jehová señoreará sobre vosotros. Jueces 8:23
Queridos amigos, el poder político suele ser el botín más preciado para los que de manera sistemática buscan encumbrarse en cargos de mando.
Por ejemplo, un buen político busca obtener el poder para conseguir realizar sus ideales de un mejor país, sin embargo, hemos visto en la vida real cómo ese mismo buen político se embriaga del poder y termina mareado y desviado.
Alguien comentó que el poder es más adictivo que cualquier droga, que genera tal dependencia que cuando se tiene que dejar es más doloroso que la más dura rehabilitación para un adicto.
Sin lugar a dudas está es una situación común para el hombre natural, que cree que todo lo que obtiene es gracias a su capacidad, esfuerzo y dedicación, sin embargo, el hombre espiritual atribuye todo a la obra de Dios, porque sabe que el hacedor de todas las cosas también tiene el poder sobre todos los sucesos de la vida.
El contexto de nuestro versículo es un pueblo de Israel sojuzgado por los madianitas a causa de haber hecho lo malo a los ojos de Jehová. Estaban pasando miserias porque los madianitas en sus embates destruían todo a su paso y no dejaban qué comer. La Palabra nos describe que eran como langostas que venían a la tierra para devastarla.
Gedeón no era precisamente el mejor ejemplo de valentía, él era un hombre pobre y se escondía de los madianitas mientras sacudía trigo para poder sobrevivir.
Dios escogió a Gedeón y le ordenó que fuera un hombre esforzado y valiente. La respuesta obediente de Gedeón no se dejó esperar, él llevó a cabo todo lo que Dios le había ordenado y consiguió derrotar a los madianitas.
Imaginemos a un hombre pobre con todo tipo de limitaciones que recibe una orden para ser esforzado y valiente a fin de derrotar al tan temido enemigo, que ningún líder o señor de su pueblo había podido enfrentar exitosamente.
Su sorpresa y asombro fueron con toda seguridad muy grandes, tardó en digerir su nueva situación y si no dudó, por lo menos le tomó tiempo para creerlo. Una reacción muy humana ante algo que parece demasiado bueno.
Antes de estar del todo convencido Gedeón le pidió señales a Dios, las cuales le fueron concedidas como una maravillosa muestra de misericordia del Señor para con su inseguro siervo. Jehová tuvo suficientes motivos como para decirle a Gedeón: “hombre de poca fe”, pero al fin y al cabo Él es el autor de todas las cosas.
Antes de llevar a cabo su misión principal, Gedeón tuvo que realizar una tarea peligrosa, derribar el altar de Baal que tenía su padre y destruir la imagen de Asera, situación que llevó a gran enojo en los idólatras cuando se vieron delante de los objetos destruidos. Se confirma que el mal que hacía Israel ante los ojos de Dios era la adoración a piezas de madera, yeso y piedra.
Solo el poder de Dios consigue que el pueblo siga a un completo desconocido, que además se había enemistado con la gente al destruir sus ídolos. Jehová le aseguró a Gedeón que Él no le dejaría, estaría con él en todo momento y lugar, y así fue.
Gedeón llevó adelante el plan del Señor, todo se hizo tal cual Dios lo había diseñado, en forma, tiempo y lugar.
Para poder seguir la voluntad del Padre es preciso que Él mismo nos de a conocer su voluntad, la cual está escrita en la Biblia, y es deber del creyente caminar bajo esa voluntad.
El hombre natural no tiene ojos para ver, menos reconoce las obras de Dios, por eso el pueblo quería que Gedeón fuera su nuevo líder después de la gran victoria contra el odiado opresor. Proponían que su gobierno fuera heredado también a sus descendientes.
El temor de Dios es lo que lleva a la sabiduría y a Gedeón quizás le atraía la idea de ser poderoso, pero no solo sabía, sino que también reconocía que la gloria no era suya, sino solo y únicamente de Jehová.
El creyente verdadero sabe que solo Dios es el Señor de todo y de todos por lo que solo a Él le corresponde el señorío absoluto.
La respuesta de Gedeón al pueblo fue contundente, les dijo que no los gobernaría ni él ni su hijo, sino solo Jehová. Una clara señal del estado de su corazón, porque no buscó el poder y puso a Dios en primer lugar.
Hermoso ejemplo para todos nosotros, pues dónde está puesto tu corazón ahí está tu tesoro.
Les deseo un lindo y bendecido día.