Más que los viejos he entendido, Porque he guardado tus mandamientos; Salmos 119:100 RVR 1960
Queridos amigos, es un hecho que la sabiduría humana llega a través de la experiencia, normalmente a través de los golpes de la vida.
Es por eso que los ancianos son personas a las cuales se puede recurrir para pedir sano consejo.
Sin embargo, la sabiduría humana dista un infinito de la sabiduría de Dios, así como lo imperfecto dista de lo perfecto.
Ahora bien, ¿cómo es posible que algunos entiendan y muchos otros no lo hagan?
La respuesta es tan simple como complicada. Dios actúa a través del Espíritu Santo en los convertidos, éstos son guiados por el Espíritu para comprender y asimilar la sabiduría de Dios.
A través de la obra de regeneración del Espíritu Santo sobre el espíritu del convertido es que éste nace a vida nueva y le son abiertos los ojos y oídos espirituales, solo así es posible entender el verdadero sentido de la palabra de Dios.
Recién con los sentidos espirituales activos el creyente reflexiona sobre las escrituras y su aplicación efectiva a su vida diaria, siendo el propósito central el de la búsqueda de la obediencia.
Ciertamente el salmista no es un anciano, sin embargo ha entendido más que los sabios y que los muy doctos.
Los más estudiados y los más vívidos que no tienen a Dios en sus vidas están ciegos a la sabiduría de Dios, no aprecian los mayores valores, que son de origen divino.
El famoso predicador Charles Spurgeon decía que «los discípulos sencillos de Cristo que se sientan a sus pies, a menudo son más hábiles en asuntos divinos que los doctores en teología».
El hombre natural debe atravesar las peripecias de la vida para quizás lograr sabiduría humana, que no siempre es la mejor, sin embargo el hombre espiritual en la medida que se va desarrollando es bendecido con crecimiento en la sabiduría de Dios, que es la mejor, porque es perfecta.
El consejo más sabio que alguien le puede dar a otra persona es: Vive en el temor de Dios y guarda sus mandamientos.
Para poder seguir buenamente ese consejo es necesario ser convertido. El hombre natural sin la ayuda efectiva de Dios no está en condiciones de seguir el consejo.
La palabra dice «arrepentíos y convertíos para que sean borrados vuestros pecados…» (Hechos 3:19).
Que Dios tenga misericordia de nosotros y nos bendiga con su gracia infinita.