Has cambiado mi lamento en baile; Desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría. Por tanto, a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado. Jehová Dios mío, te alabaré para siempre.” Salmos 30:11-12 RVR1960
Queridos amigos, los creyentes verdaderos, pueden disfrutar de la misma manera en que se regocijó el rey David, y expresar la alegría de su corazón y el gozo de su alma, manifestando que su carne también reposará confiadamente (Salmos 16:9).
Cuando las cosas están saliendo bien, se suele creer que dicha condición no cambiará. El hombre natural tiene la idea de que la vida es para disfrutarla, pero la vida lo sorprende constantemente con situaciones que terminan en lamento. Los problemas del diario vivir les disminuyen las ganas de vivir a muchos. Las constantes refriegas y el abuso de poder en el ámbito político generan incertidumbre, en general no se vislumbra un futuro mejor. La economía tampoco promete mucho, pues en nuestros países muchos viven al día o menos que eso.
Le gente vive augurándose tiempos mejores, que no llegan. Comparan la vida actual con la pasada y parece que antes todo era mejor, más tranquilo, más seguro, más amigable, más sencillo. Aspiran a cosas que no pueden alcanzar, observando cómo el mundo en otras partes es supuestamente mejor y anhelan cambios, que, según su percepción, los pondrían en una mejor condición. Se cumplen las palabras de Jesús, quien expresó que este mundo es de tribulación.
Cuando cosas malas pasan, el hombre natural se pregunta el porqué. Busca respuestas en la suerte, la casualidad, hecha la culpa a otros, incluso a Dios, pensando que puede ser un castigo de lo alto, y también llegando a las más disparatadas de las explicaciones, haciendo intervenir hasta a seres sobrenaturales o dioses e ídolos. Y suele decir que vive en un valle de lágrimas y clama.
Solo caminando con Dios es posible iniciar un nuevo estilo de vida, el cual no estará exento de problemas, porque Dios no promete prosperidad constante en ninguna parte de las Escrituras. Pero pone paz y gozo en los corazones de sus hijos.
El cambio radical en el estilo de vida está estrechamente relacionado al arrepentimiento, el nuevo convertido desea ser obediente a su Señor y salvador por el amor, que tiene por aquel que entregó su vida por él en la cruz del calvario.
El hombre de Dios sabe que sus oraciones son escuchadas, quizás no siempre contestadas, porque muchas veces no ora y pide como conviene. Para Dios es olor agradable la confianza que se pone en Él. David invocaba a Dios, le suplicaba por misericordia, pues estaba pasando por momentos muy difíciles. Su confianza estaba puesta sólo en Él, sentía que moriría si Dios no lo escuchaba y favorecía.
Nadie puede huir de Dios. Para el creyente genuino huir de los problemas, implica solamente recurrir a Él. David estaba sufriendo aflicciones que lo acongojaban, pero también era consciente de que su ego lo estaba alejando del Todopoderoso.
No existe cosa más necia que la actitud de alejarse de Dios en el momento difícil, incluso cuando se percibe que Él esconde su rostro. El creyente genuino sufre mucho cuando su Dios toma distancia de él, sin importar si está atravesando por dificultades o no.
La respuesta viene de Dios. Por todo lo que el creyente observa que proviene de Dios, se llena de gozo y no cesará su canto y alabanza dedicados a su Creador. La seguridad carnal es de este mundo y no es duradera. La seguridad del creyente es la de la vida eterna al lado de su Señor, pero no hay garantía de no encontrarse con dolor y tentaciones en este mundo en que vive.
Esforcémonos por no caer en pecado y para que el Señor no esconda su rostro de nosotros. Oremos en todo momento, cuando estemos pasando por necesidad o abundancia, pues los problemas se mantendrán al acecho.
Les deseo un día muy bendecido.
“Es mejor decir la verdad que duele y luego sana, que la mentira que consuela y luego mata”. A.R.
Nota: Cilicio hace referencia a vestimentas ásperas y gastadas. Vestirse de cilicio en tiempos de David era como estar vestido enlutado de negro en estos tiempos.