Bienaventurados los que guardan sus testimonios, Y con todo el corazón le buscan; Salmos 119:2 RVR 1960
Queridos amigos, en esta vida todos tenemos anhelos terrenales, unos los buscan con mucha ambición, otros se sientan a esperarlos.
Diferente es el caso del hombre que tiene un anhelo por Dios.
Se trata de alguien que desea guardar los testimonios de Dios, los cuales testifican de Dios mismo, describiendo su voluntad y sus promesas.
En otras palabras, tiene ansias por hacer Su voluntad, significa que quiere vivir para la gloria del Señor.
El salmista muestra el resultado de ser obediente, el cual es llegar a ser bienaventurado. Nos bendice a todos porque nos muestra cómo llegar a ser verdaderamente felices.
Bienaventurado no significa una felicidad tal cual la podríamos imaginar en nuestras mentes, consideró que es algo que supera nuestra imaginación, porque la bienaventuranza implica ser feliz, feliz, feliz, tres veces feliz, es decir infinitamente feliz.
Me es difícil imaginar tal felicidad, puedo esforzarme por comprender el sentimiento y la sensación como algo maravilloso, pero solo cuando nos encontremos ante la presencia del Dios Altísimo sabremos de que en verdad se trata.
La única felicidad que llena todo es la que viene de una sólida comunión con Dios y la comunión con Dios se consigue por el amor a su palabra, por el amor a sus preceptos (sus mandamientos).
El amor hacia Dios y hacia todas sus cosas viene de la fe y la fe viene del oír la Palabra.
Charles Spurgeon, uno de los más grandes predicadores de la historia decía: Las Escrituras son los testimonios de Dios a las grandes verdades tocante a nuestra relación con Él, debemos desear conocerlos, conociéndolos debemos creerlos, creyéndolos debemos amarlos y amándolos debemos guardarlos contra todo lo que se opone.
Busquemos los testimonios de Dios con todo el corazón, con todo nuestro ser. No separemos nuestra mente de nuestros sentimientos y de nuestra voluntad, busquemos la verdad con todo lo que esté a nuestro alcance.
El resultado debe verse reflejado en nuestras vidas. Vivamos rechazado el mal y buscando hacer el bien todo el tiempo.
Que servir a Dios sea el anhelo mayor en nuestras almas, mentes y corazones.
Vivamos para ser obedientes y hacer su voluntad, tomemos a Jesucristo como nuestro ejemplo perfecto.
Que tengan un día bendecido, pero más aún que lleguen a disfrutar de las bienaventuranzas del Señor.