Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron. Hebreos 4:2 RVR1960
Queridos amigos, sin fe es imposible llegar a Dios.
La Biblia define la fe como la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve.
Entonces se podría decir que se trata de una confianza a ciegas. No sé porque confío, sin embargo no dejo de confiar.
Durante mi vida de incrédulo siempre me pregunte cómo hacían los que decían tener fe, porque para mí era locura. Pensaba que su mente estaría de alguna manera condicionada a creer, como si existiera un gen de la fe.
Finalmente fui tocado por Jesucristo y el Espíritu Santo y aprendí de la Biblia que la fe es un don de Dios.
Entonces constaté que existen dos tipos de fe, la fe que es del hombre y la fe genuina implantada por Dios.
Solo la fe que es don de Dios es la que cambia corazones y permite que podamos creer genuinamente en Jesucristo como Señor y salvador y ser sus seguidores.
Es a través de esta fe que tenemos el anhelo de seguir al Jesús de la Biblia, quien nos pide que hagamos cosas que van en contra de la cultura del mundo. Algunos ejemplos: hazte pobre para ser rico; muere para vivir; bienaventurados los pobres de espíritu; vende todo, toma tu cruz y sígueme; ama a tu enemigo; etc.
Solo a través de esa fe es que podemos amar a Dios, teniendo el anhelo de devorarnos su palabra y de serle obedientes, de servirle porque somos sus siervos. Ya no nos sorprenden sus «extravagantes» pedidos.
La otra fe es la que tienen los simpatizantes de Jesucristo, que se ven seducidos por las bendiciones que podrían recibir porque «Dios les ama», no pongo en la menor duda de que Dios es amor. Sin embargo apenas ven confrontada su forma de vivir con la contracultura de Jesucristo, prefieren dar un paso al costado, porque en verdad no aman a Dios y solo buscan sus favores.
De la misma manera vemos en el libro de Hebreos, personas que escucharon el Evangelio, pero por no tener fe genuina, no les aprovechó el oírlo.
Le pido al Dios altísimo que tenga misericordia de nosotros pecadores y nos regale de su fe.