Sembrad para vosotros en justicia, segad para vosotros en misericordia; haced para vosotros barbecho; porque es el tiempo de buscar a Jehová, hasta que venga y os enseñe justicia. Oseas 10:12 RVR1960
Yo dije: Planten buenas semillas de justicia, y levantarán una cosecha de amor. Aren la dura tierra de sus corazones, porque ahora es tiempo de buscar al SEÑOR para que él venga y haga llover justicia sobre ustedes Oseas 10:12 NTV
Queridos amigos, en estos días cursa una fuerte resistencia contra un nuevo código penal en mi país Bolivia.
Unos dicen que es demasiado draconiano, otros afirman que será de gran beneficio para conseguir cambios anhelados por muchos durante largo tiempo. Vemos que la ley del hombre tiene sus aristas y no satisface las expectativas de todos.
Se trata de una ley compleja compuesta de interminables articulados en diversas versiones: código civil, código penal, laboral, tributario, etc. A pesar de tanta sofisticación en muchos casos no se obra justicia, mucha gente inocente termina pagando y muchos otros culpables se escabullen de las manos de la ley a través de artificios.
Para obrar justicia de verdad es necesario ser justo, sin embargo, la Palabra nos enseña que justo no hay ninguno (Romanos 3:10-12).
Podemos concluir que nadie en este mundo puede obrar justicia, sino Dios, porque Él es el único justo. Existe una distancia infinita entre la justicia del hombre natural y la Justicia de Dios, la justicia del hombre es imperfecta y la Justicia de Dios es totalmente perfecta.
El hombre puede seguir la justicia de Dios, plantando buenas semillas de justicia, es decir realizando la voluntad de Dios, siendo obediente a la Palabra y cumpliendo sus preceptos.
Es posible que el hombre natural pueda esforzarse por ser obediente a Dios, se ve esta situación con frecuencia en casos de personas religiosas que dedican su vida o parte de ella al servicio, que sin embargo, siguen demostrando ser parte del mundo por su modo de ver y hacer las cosas, y por tanto no plantan ninguna semilla de justicia.
En tanto que un genuino convertido demuestra con su carácter y su actitud que no es más parte del mundo, esto nada tiene que ver con la inclinación del corazón o el esfuerzo humano, se trata de un acto divino en el espíritu del hombre, que es regenerado a vida nueva por obra del Espíritu Santo a través de la gracia y misericordia del Dios Padre.
Entendamos que no hay que sembrar justicia, es decir buenas acciones, para cosechar la misericordia de Dios para el perdón de pecados y posterior salvación. Después de la salvación se hacen obras de justicia, porque se tiene un espíritu regenerado, el cual busca hacer todo lo bueno para Dios, busca vivir para la gloria de Dios.
El Señor retribuye esta siembra con una cosecha de misericordia, pues a pesar de haber nacido de nuevo el hombre espiritual sigue pecando, por tanto, continúa hiriendo la santidad de Dios y necesita de sus misericordias. Tenemos un Dios que es el Señor de las misericordias, un Dios maravilloso del perdón, que obra a través de la muerte sustituta de Jesucristo.
Es hermosa la analogía que el profeta Oseas hace con la labor del campesino, quien debe conseguir la mejor tierra posible con el objetivo de hacer una buena siembra para cosechar excelente fruto, para eso es necesario hacer barbecho, es decir, dejar descansar la tierra por un periodo de tiempo para que ésta sea más fértil.
Debemos alejarnos de todo lo malo para tener un corazón equivalente a la tierra fértil, la siembra de justicia tendrá ricos frutos en el reino de los cielos, si logramos una buena siembra en tierra fértil. Evitemos sembrar entre espinos. Aremos la tierra dura de nuestros corazones, es decir limpiemos nuestros corazones de toda corrupción, tengamos un espíritu arrepentido y humillado, busquemos al Señor, es lo más seguro que podemos hacer, la esperanza puesta en Él nunca engaña.
Querer seguir otra justicia que no sea la de Dios solo lleva a la perdición. El pecado trae satisfacciones pasajeras y mentirosas, y acarrea a terribles miserias, que ya las podemos ver en los pecadores de este mundo.
Les deseo un día muy bendecido.