Ellos establecieron reyes, pero no escogidos por mí; constituyeron príncipes, más yo no lo supe; de su plata y de su oro hicieron ídolos para sí, para ser ellos mismos destruidos. Oseas 8:4 RVR1960
Queridos amigos, cuán común es que nos olvidemos de Dios cuando estamos bien, y solo recordarlo cuando ya no vemos salida.
Vivimos en nuestra propia fuerza, pensando que nuestra inteligencia es excelente y que nuestra vitalidad es inacabable y que todo lo podemos, hasta que nos damos cuenta que no había sido de esa manera.
Si del polvo venimos y al polvo volvemos (Génesis 2:7), significa que no somos otra cosa que polvo. Sin embargo, tenemos la arrogancia de creernos demasiado, sin tomar en cuenta que somos mera creación de un ser superior, quien, si quiere en su misericordia y gracia, puede hacernos mucho más que solo polvo.
El problema se encuentra precisamente en las personas que recurren a Dios solo cuando se ven desesperadas, porque se dan cuenta que sus medios, inteligencia y fuerza no son suficientes. Son personas que pretenden tener (iniciar) una relación (íntima) con Dios, negando su propia rebelión por haber tenido su vista puesta en otro rey todo el tiempo.
De qué servirá implorar a Dios pidiéndole socorro, diciéndole cuánto se reconocen sus maravillas y bondad, sin decirle de corazón y genuinamente Dios mío te amo con todo mi corazón, con todas mis fuerzas, con toda mi alma y con toda mi mente, deseo servirte mucho más de lo que quisiera que Tú me ayudes (sirvas), y aferrarse en total confianza a Él.
En el ámbito político moderno no se suele siquiera pensar en consultar a Dios si tal o cual candidato a la presidencia es el idóneo. Se constituyen líderes sin tomar en cuenta a Dios, diciendo que el soberano es el pueblo elector y no así el verdadero Soberano que es Dios.
Por supuesto que Dios puede escoger al líder que mejor le parezca y también lo hace, también es conocedor de todos los procesos eleccionarios de la tierra. El problema está en la soberbia de los hombres que confían más en sí mismos que en su Creador, más allá de prevalecer intereses que no son precisamente del agrado de Dios.
El hombre hace y deshace a su antojo, hasta que se viene la calamidad, como sucedió en los tiempos antiguos cuando Israel fue atacado por Asiria. Su porfía y arrogancia habían llevado a Israel a establecer reyes y constituir príncipes, además de su obstinada terquedad de insistir en la idolatría a objetos de oro y plata, todo completamente ajeno a los designios del verdadero Dios .
De igual manera, muchos claman a Dios sin la más mínima intención de que Él cambie sus vidas, su interés es inmediatista y una relación con Dios es para la eternidad. Se quieren arrepentir, al igual que Israel, cuando las consecuencias terribles del pecado ya son inevitables y el arrepentimiento resulta completamente extemporáneo.
Clamemos al cielo para que la misericordia de Dios llegue en este día, arrepintámonos de nuestros pecados y convirtámonos de nuestra vana manera de vivir. Pidámosle al Dios Padre con oración de súplica, que nos bendiga con su maravillosa gracia.
Les deseo un día muy bendecido.