Restáuranos, oh Dios de nuestra salvación, Y haz cesar tu ira de sobre nosotros. Salmos 85:4 RVR1960
Queridos amigos, en esta ocasión me gustaría que se planteen una pregunta, para algunos por demás curiosa.¿Estamos dispuestos a admitir nuestra maldad ante Dios?
Quien asegure ser bueno, todavía no ha entendido el Evangelio. El único bueno, justo, santo y verdadero es Dios.
Es posible que a los ojos de otras personas podamos ser llamados buenos, sin embargo, a los ojos de Dios eso es imposible.
Todos vivimos en constante agresión a la santidad de Dios, porque pecamos y eso es maldad ante Dios.
Por esa maldad somos merecedores de castigo y estamos viviendo acumulando ira para el día de la ira.
En otras palabras, nuestro pecado nos lleva a estar bajo la ira de Dios, la cuál será desatada sobre todos los impíos en el juicio final en la segunda venida de Jesucristo.
El salmista es conocedor de nuestro estado e implora a Dios para que haga cesar su ira de sobre nosotros. La única manera que Dios pueda cesar su ira de sobre nosotros es a través de la cruz de Jesucristo y de la fe en Él como Señor y salvador. Solo y únicamente por ese camino puede Dios restaurar nuestro espíritu para vida nueva y salvación eterna de su divina ira.