Mas ¿quién será capaz de edificarle casa, siendo que los cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerlo? ¿Quién, pues, soy yo, para que le edifique casa, sino tan sólo para quemar incienso delante de él? 2 Crónicas 2:6 RVR1960
Queridos amigos, muchos llaman a los templos que ocupan las congregaciones “la casa de Dios”, a pesar de que Dios no ocupa ninguna casa ni ningún templo y nunca lo ha hecho.
En ese sentido el denominativo mencionado me parece bastante osado, sin embargo está tan enraizado en la tradición que muchos se lo creen y realizan un alarde piadoso cuando pisan “terreno santo”.
Quizás uno de los pensamientos más difíciles de captar es la infinitud de Dios. La expresión “Dios es infinito” implica mucho más de lo que cualquier ser humano puede entender, sin embargo no dudamos respecto a que Dios sea infinito, nuestra razón se inclina a aceptarlo casi de manera natural.
Infinito significa sin límites, sin comienzo ni final, así es Dios. No puede ser medido porque no tiene medida, menos existe un instrumento que pueda lograr medir el infinito. Dios es infinito, inagotable, ilimitado. Ninguna cosa que conocemos en este mundo tiene estas características, no existe fortuna inagotable, así como no existe sufrimiento infinito y tampoco poder ilimitado.
En el mundo las cosas pueden suceder o no suceder de forma circunstancial y como está muy de moda todo es relativo, sin embargo, Dios es absoluto y sus cosas son absolutas, Él existe por sí mismo, mientras que todo lo demás es su creación. Adicionalmente, como dice en el Salmo 147:5 “Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder; Y su entendimiento es infinito.”
Habiendo comprendido el concepto de infinitud de Dios podemos entender las palabras de Salomón cuando dice, que los cielos y los cielos de los cielos no pueden contener a Jehová. Más allá de mostrarnos la inconmensurable dimensión de Dios nos muestra el sentido de sumisión y reverencia para con Dios que tenía Salomón al momento de expresar su pensar y sentir.
Fue David quien más anheló la construcción de un templo para la adoración a Jehová. Dios en su misericordia y bondad consintió que se construya un templo en su honor, pero no permitió que David fuese el autor terrenal. Salomón fue quien tuvo que afrontar tan grande reto, el cual fue conseguido gracias a que Dios dio lugar a que todas las condiciones propicias para tal monumental obra se dieran.
Nadie es algo ante los ojos de Dios, aunque algunos cristianos se crean súper hombres (mujeres) porque cuentan con el poder de Dios, nada más falso que eso. Salomón el rey bendecido con sabiduría y riqueza se humillaba ante Dios, preguntándose “¿quién soy yo? No consideraba su buena presencia fisica ni su riqueza, inteligencia o sabiduría, a pesar de todo eso él se sentía nada ante la infinitud de Dios.
A partir de la construcción del templo de Jerusalén se ha generado una tradición de construir templos, los cuales ya no estaban patrocinados por Dios como lo estuvo el primer templo. A partir del emperador Constantino en el mundo cristiano se comenzó a construir obras de arquitectura monumentales que en muchos casos trascienden hasta nuestros días.
Por supuesto que ninguna de dichas construcciones es la casa de Dios, aunque sean un lugar previsto para la adoración, pero en muchos casos utilizadas para fines impíos. No es posible confinar a Dios en un lugar físico por más ricamente ornamentado y hermoso que esté. No busquemos dar la gloria a Dios con construcciones, nuestra obediencia es olor fragante para Él.
El enfoque de los hijos de Dios debe estar centrado en la adoración a través de la alabanza, la oración y el estudio de las Sagradas Escrituras reunidos en verdadera Iglesia bajo el techo de sus hogares, como se hacía en los tiempos de la Iglesia primitiva, simple y efectivo.
Les deseo un día muy bendecido.