Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; Has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, Y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda. Detrás y delante me rodeaste, Y sobre mí pusiste tu mano. Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; Alto es, no lo puedo comprender. Salmos 139:1-6 RVR1960
Oh SEÑOR, has examinado mi corazón y sabes todo acerca de mí. Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; conoces mis pensamientos aun cuando me encuentro lejos. Me ves cuando viajo y cuando descanso en casa. Sabes todo lo que hago. Sabes lo que voy a decir incluso antes de que lo diga, SEÑOR. Vas delante y detrás de mí. Pones tu mano de bendición sobre mi cabeza. Semejante conocimiento es demasiado maravilloso para mí, ¡es tan elevado que no puedo entenderlo!» Salmos 139:1-6 NTV
Queridos amigos, en algunas ocasiones mi esposa me suele recordar lo bien que me conoce.
Debo admitir que no siempre es para mí beneficio, sino más bien para reprocharme sobre algo que hago no muy bien y que no deseo reconocer.
En otras ocasiones he escuchado decir a algunas mamás, «nadie te conoce tan bien como yo, al fin de cuentas soy tu madre».
Es evidente que las parejas conyugales y los progenitores conocen tan bien a su rebaño, que pueden jactarse de ello.
No obstante, un conocimiento, digamos, profundo por el grado de convivencia, nadie, ni siquiera muy afín, conoce el corazón, ni los más íntimos pensamientos y sentimientos de sus congéneres más cercanos.
Cuán diferente y lejana a la situación humana es la figura que el salmista plantea en este pequeño número de versículos.
Se maravilla del poder de Jehová Dios y sabe que el Señor ha examinado su corazón; en su corazón no existe nada que Le pueda ocultar. Es consciente de que Dios conoce todos sus pensamientos, incluso antes de que los haya realizado.
Dios lo sabe todo de todos, me imagino que para unos puede ser intimidante, sin embargo, para el creyente es más bien una bendición.
¿Qué gran consuelo saberse tan conocido por el ser más bueno del universo? Él sabe todas nuestras necesidades y nos las satisface, en la medida en que su infinita sabiduría indique que deban ser satisfechas.
Dios no está detrás de nuestros caprichos, Él nos bendice cubriendo las necesidades que Él considera adecuadas según su perfecto criterio.
La mano de bendición de Dios está siempre sobre la cabeza del creyente. Dios bendice de continuo a los que le aman.
El conocimiento que tiene Dios de nosotros es tan elevado que nos es imposible entenderlo.
Basta y suficiente para nosotros con saber que Dios nos conoce y que nos ayuda a caminar en nuestro camino de santidad. Él cumplirá su promesa, que en algún momento nos va a perfeccionar.
Tengan un buen día y que el Altísimo les bendiga.