Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación. Éxodo 34:6-7 RVR1960
Queridos amigos, solemos referirnos al carácter de las personas cuando queremos resaltar alguno de sus buenos atributos o cuando buscamos criticarlos.
En la mayoría de los casos no nos detenemos a analizar en detalle los atributos de nuestros congéneres porque en nuestro diario vivir damos muchas cosas por sentado.
En el caso de nuestro Dios y Creador es fundamental analizar con detenimiento lo que Él da a conocer de su carácter, es decir su naturaleza.
Moisés se ocupa de realizar un recuento de estos atributos que describen la manera que Dios desea relacionarse con sus criaturas.
Como una manifestación de su gloria Dios nos muestra que es misericordioso y piadoso, perdona a quienes no son merecedores de perdón y socorre a los necesitados. Dios es bueno y siempre está presto a bendecir con beneficios que los pecadores no merecemos.
Porque Dios posee el atributo de longanimidad es tardó para la ira y nos da tiempo para arrepentirnos. Los (pocos) castigos que recibimos se restringen a lo que Él considera necesario.
Imaginemos cómo sería nuestra vida, si Dios como buen Padre castigara todas nuestras desobediencias, quizás pasaríamos el mayor tiempo de nuestra vida sujetos a la vara y a la reprimenda.
Aunque nuestro comportamiento y actitud hacia Dios sean de abuso, Él no mezquina bendiciones incluso para los peores pecadores.
Gocémonos porque tenemos un Dios magnífico en bondad y misericordia, en perfección y en justicia. Él es fiel porque todo lo que promete cumple y todo lo que revela es divina verdad.
Es el Dios de las misericordias y las tiene para millones de personas. No pide nada a cambio de perdonar la rebelión, la iniquidad y el pecado, su perdón es gratuito, total y para siempre.
Dentro de su justicia le es imposible tener por inocente al malvado, quien recibirá el juicio y castigo que se ha ganado por vivir en iniquidad y estar hiriendo constantemente la santidad de Dios.
La misericordia actúa de la mano de la gracia que lleva a conversión y santificación. Ninguno que no se arrepienta de su pecado y se convierta quedará impune cuando Jesucristo retorne en su segunda venida.
Así como Moisés glorifica al santísimo Dios de los ejércitos, nosotros también debemos alabarle, exaltarle y glorificarle.
Como comentario de cierre, en muchos círculos cristianos se suele hablar de cuál es el propósito del uno o del otro, se comenta de tener una vida con propósito. El verdadero propósito de todo cristiano es cumplir la misión de asemejarse en carácter a Jesucristo, entonces estaremos haciendo verdadero honor al único motivo por el cual fuimos creados, que es vivir para la gloria de Dios.
Les deseo un lindo día y que Dios les bendiga.