Jehová es tardo para la ira y grande en poder, y no tendrá por inocente al culpable. Jehová marcha en la tempestad y el torbellino, y las nubes son el polvo de sus pies. Nahúm 1:3 RVR1960
Queridos amigos, en mi ignorancia alguna vez osé decir que Dios solo castigaba a los malos y que lo hacía en esta tierra.
Pensaba que no era malo, cuán equivocado estaba.
No conocía nada en absoluto sobre la ira y la misericordia de Dios.
Podría definirse ira como lo que merecemos recibir, y misericordia es no recibir lo que merecemos, es decir dejar de recibir ira.
La ira de Dios es un estado constante en Él causado por el pecado incesante del hombre.
Dios es un ser infinitamente santo, es decir que nunca peca. El hombre hiere su santidad sin cesar y eso genera ira divina.
La ira divina no se compara con la ira humana, dado que el hombre en su ira no puede refrenar sus impulsos, en cambio Dios es tardo para la ira.
No necesariamente la ira humana es a causa de justicia, sin embargo la ira divina siempre lo es.
Un atributo de Dios, por algunos poco reconocido, es la justicia. Así como Dios es bueno y amoroso, también es justo.
Por tanto, ama y ejerce justicia, sin que un atributo soslaye al otro.
La palabra dice que no existe uno bueno y tampoco hay uno solo que sea justo, lo cual implica que sin excepción todos estamos bajo la ira de Dios y que todos debemos ser juzgados, porque todos somos merecedores de juicio.
Así es, Jehová en su infinito poder no dejará por inocente al culpable. Nada ni nadie se interpondrá en Su camino cuando llegue el momento del juicio. Cada uno recibirá según le corresponda.
Ante esta situación de desaliento definitivo para el hombre, existe una salida, que fue dada por Jesucristo, a través de su muerte en la cruz del calvario.
La buena noticia es que Él da la oportunidad, a los que en Él creen, de ser salvos de tan horrenda condenación.
La cruz de Jesucristo se hace efectiva a través del don de la fe, si llegamos a creer verdaderamente en el corazón y declaramos con la boca que Cristo Jesús es nuestro Señor y salvador, Dios nos perdona de nuestro pecado a través de su misericordia y gracia salvadoras.
Le pido a Dios que tenga misericordia de nosotros y que nos bendiga con su maravillosa gracia para librarnos de condenación.