Y ella dijo: Señor mío, halle yo gracia delante de tus ojos; porque me has consolado, y porque has hablado al corazón de tu sierva, aunque no soy ni como una de tus criadas. Rut 2:13 RVR1960
Queridos amigos, el mundo nos impulsa a elevar la autoestima, es decir a valorarse a sí mismo positivamente, desarrollando un grado importante de auto confianza.
Para los que no tienen a Dios en el escenario la sana autoestima es indispensable para disfrutar de la vida. La psicología moderna enseña que una actitud elevada (sana autoestima) ante la vida se sustenta en la confianza en uno mismo y en la satisfacción que se siente, por ser lo que se es.
Una persona con la autoestima alta no niega los problemas, fracasos, errores y sufrimiento, y se siente capaz de enfrentarlos y superarlos. Hasta aquí no habría nada que objetar, si no fuera por la presencia exclusiva de la propia fuerza humana y la ausencia de Dios, a quien ni siquiera se le asigna el rol de actor secundario en esta obra.
Sin Dios en escena nunca tendremos la plena conciencia de la dimensión de nuestro pecado. A través de la elevada autoestima creeremos que somos buenos y merecedores de mucho, trataremos de paliar el sufrimiento con medidas humanas y nos pasaremos la vida buscando la felicidad.
Cuando el Señor Jesucristo está en nuestro corazón podemos entender el problema en su verdadera dimensión, aquello que el apóstol Pablo nos pide en Filipenses 2:3: Nada hagáis por contienda o vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo. ¿Va de la mano con el principio moderno de la autoestima?
Vivir en el temor de Dios es lo que todo creyente debería anhelar, siempre primero la obediencia al Señor y por supuesto la santidad, antes que la búsqueda de la felicidad. Entonces no es casualidad que en el libro de los Proverbios se haga hincapié sobre la sabiduría y la humildad relacionados con el temor de Dios: El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría; y a la honra precede la humildad (Proverbios 15:33).
Rut de ser una moabita pagana se convirtió a la religión de su marido y de su suegra. Tuvo la oportunidad de conocer la verdadera religión en acción cuando conoció a Booz hombre temeroso de Dios, quien se comportaba rectamente en todo momento y lugar, además del amor y bondad ejemplares que demostraba a sus siervos. Lo remarcable era la reciprocidad que había por parte de los siervos hacia su amo, algo muy poco frecuente en estos tiempos, donde la gente trata de sacar el máximo provecho de su empleador.
La moabita, a pesar de ser de procedencia pagana, fue tratada con la misma rectitud y bondad. Booz había tocado el corazón de Rut, quien humildemente le manifestó: “Porque has hablado al corazón de tu sierva”, lo cual muestra su gratitud hacia la persona que la trató con gran amabilidad cuando más necesitaba.
Noemí y Rut estaban en máxima pobreza, al extremo que Rut recogía la espigas de grano que los siervos de Booz dejaban atrás. A las personas que están en dificultades muchas veces se les suman el desprecio y mal trato de otros, porque piensan que son personas merecedoras de poca o ninguna confianza, o que son flojas y dejadas.
Rut demostró firmeza y rectitud de carácter, trabajaba duro, era fiel, amorosa y bondadosa además de valiente. Estas cualidades en una pagana no eran frecuentes, lo cual condujo a que ganara una buena reputación. Su humildad fue el principal factor de su éxito, pues se reconoció indigna de los favores de Booz.
Ella pudo sentirse orgullosa en su corazón por sus cualidades, las cuales eran reconocidas por muchos. Pudo demostrar una alta autoestima para salir adelante, sin embargo, no dudó en humillarse.
La enseñanza para nosotros es lo conveniente de pensar con humildad de nosotros mismos, poniendo de lado el orgullo y estimando más a los demás, tomando el ejemplo de Rut y de Booz.
Les deseo un día muy bendecido.