He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová. E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán. Amós 8:11-12 RVR1960
Queridos amigos, quiera Dios que los días que el profeta vaticina no sean los nuestros.
¿Cuánto hemos rechazado a Dios cuando nos iba bien?
¿Cuánto nos hemos acordado de Él durante el transcurrir de nuestra vida?
El pueblo hebreo tuvo la oportunidad de tener a Dios muy cercano en la medida que le obedecieran y adoraran.
Los israelitas rechazaron a Dios en sus épocas de prosperidad, y no se acordaron de Él durante su cautiverio en Babilonia.
Por eso Dios dice que le buscarán (con desesperación) y no le hallarán.
¿Cuántas veces hemos querido tener cerca a Dios en momentos de dificultad, pero después nos hemos olvidado rápidamente de Él?
Recordemos que rechazar a Dios no se trata del desplante directo, sino más bien de no serle obediente y poner cualquier cosa antes que a Él.
También recordemos que como primer mandamiento Dios exige (al creyente) que se le ame con todas las fuerzas, con todo el corazón, con toda el alma y con toda la mente.
En otras palabras, debemos poner a Dios en el primer lugar de nuestros corazones, de nuestras mentes, de nuestras almas y hacer esto con todas nuestras fuerzas.
Dios es merecedor de toda gloria y de toda alabanza. Él debe ser exaltado y glorificado sobre todas las cosas.
Reflexionemos y veamos si nuestra verdadera intención es buscar a Dios con corazón humilde y en arrepentimiento, quiera Él que le encontremos.
Que Dios les bendiga con su gracia, es mi mayor anhelo.