“Y el ángel de Jehová respondió: ¿Por qué preguntas por mi nombre, que es admirable?” Jueces 13:18 RVR1960
Queridos amigos, ¿cuántas veces le hemos hecho preguntas a Dios y éstas han quedado sin respuesta?
Esto no significa que Dios no responda o que su respuesta sea un “no” porque supuestamente calla, o peor, que interpretemos su supuesto silencio como un “sí”.
Muchas veces preguntamos con la expectativa de recibir un “sí” definitivo y no estamos preparados para escuchar un “no” o un “tal vez”. Quizás nuestras preguntas van más allá de nuestra capacidad para discernir, entender o aceptar una respuesta determinada.
Por otro lado, debemos considerar que muy probablemente no esté en el propósito de Dios responder a otras preguntas que no tengan relación con lo que Él quiere para nosotros en este mundo. Es por eso que nos da un manual de vida completo contenido en las Sagradas Escrituras.
Estemos gozosos de saber que muchos secretos nos serán revelados cuando estemos en la presencia de nuestro Señor, mientras tanto vivamos contentos de no conocer lo que no nos corresponde.
Es llamativa la historia de Manoa y de su esposa que era estéril, a quien se le apareció el ángel de Jehová para decirle que se embarazaría y sería la madre de Sansón.
Se trata de una de las historias milagrosas donde Dios decide bendecir con un hijo a una mujer estéril, hace posible un imposible. Además del milagro de fertilidad, bendice a los hijos de Israel con la llegada de un libertador, puesto que el pueblo estaba sufriendo la dura opresión de los filisteos.
La forma en que se presenta el ángel de Dios es lo más curioso, primero le habla a la mujer, quien a su vez corre a contarle a su marido. Manoa emocionado le pide a Jehová que vuelva a enviar al hombre de Dios para saber qué hacer con el niño que había de nacer.
La presencia del ángel del Señor debió ser muy contundente como para que la mujer no dudara en creer, pues no argumentó que no podía quedar en cinta, más bien se dirigió hacia su marido con toda diligencia para contarle la buena noticia.
Interpreto que el marido quería conocer las instrucciones dadas con precisión, pues era la cabeza del hogar, sin embargo, pienso también que le quedaba no solo curiosidad sino duda; de tal manera que oró para que Dios permitiera que su enviado se encontrara cara a cara con él.
Incluso después de ver personalmente al enviado de Dios no entendió que se trataba del ángel del Señor y le ofreció un trato humano, diciéndole que deseaba hacerle un agasajo.
Cuando Manoa se dio cuenta que se trataba del ángel del Señor manifestó mucho miedo al decir que irían a morir por haber presenciado todo lo que vieron. Su mujer conjeturó que no era lógico que Dios los quisiera matar después de tan maravillosas bendiciones.
Observamos mucha fe en su esposa, quien rápidamente y desde un inicio tuvo claro el panorama y no dudó ante tan fantásticas promesas.
Tanta era la fe de la mujer, que no se le pasó por la cabeza preguntar quién le hablaba. Sin embargo, Manoa quiso saber de quién se trataba, se enfrentaba con una pregunta cuya respuesta no estaba en condiciones de entender, porque Su nombre era demasiado maravilloso como para imaginarlo, además de ser un misterio fuera de toda comprensión humana. No era el momento para develar ningún secreto.
Una aplicación bonita es ver que los que tenemos fe podamos apoyar a los más débiles en la fe. Quienes son bebés en la fe puede que tengan dificultades para identificar las cosas de Dios, debemos estar prestos a guiarles y ayudarles.
Finalmente estemos seguros que si hemos sido favorecidos con la gracia, de ninguna manera estamos destinados a muerte, el Dios Padre no nos desamparará ni permitirá que perezcamos.
Les deseo un hermoso día, pensando en que ser buenos es imitar a Jesucristo.