Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias; El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias, Salmos 103:1-4 RVR1960
Queridos amigos, vivimos confiados en todo lo que podemos hacer y lograr.
Nos dedicamos a descubrir las cosas para las cuales somos buenos. El mundo te enseña que si te lo propones lo logras, aunque no siempre funciona.
El pensamiento positivo campea en la literatura y ha logrado dominar las mentes de muchos.
Como verán es humanismo puro, haciéndonos creer que el hombre lo puede casi todo y que él es el centro de todo.
Todo ello viene por la falta de conocimiento de Dios y de su poder.
Si Dios no lo quisiera nada le sería posible al hombre, comenzando por su existencia.
El Señor Jesucristo es el Verbo creador de todas las cosas. Él es quien perdona todas nuestras iniquidades.
La iniquidad es una gran injusticia o una gran maldad en el modo de obrar, acción que hiere la santidad de Dios. Ahora podemos dimensionar, en algo, la grandeza de la misericordia de Dios.
La palabra inspirada de Pedro va directo al grano diciendo que los que viven sin Dios viven en iniquidad. Suena duro, pero los que tienen al Espíritu Santo convenciéndoles de pecado saben que eso es definitivamente cierto.
El Todopoderoso sana nuestras dolencias, considero que esto se refiere más al ámbito espiritual, sin embargo, el poder de Dios es infinito y puede sanarnos de todo. No acusemos a Dios por no sanar alguna dolencia física en nosotros.
En definitiva, el sacrificio de Cristo Jesús en la cruz del calvario nos ha rescatado del hoyo, no precisamente de la fosa en el cementerio, sino de la muerte eterna en el infierno.
Dios es tan maravilloso que sin siquiera conocerle ya nos corona de favores y misericordias. Recordemos la gracia común que es para todos. Ni hablar de sus favores para quienes le conocen y le aman.
Ante tanta bendición solo podemos clamar, bendice alma mía a Jehová. Gritemos al cielo: ¡Que todo mi ser bendiga tu santo nombre!!!
Les deseo un hermoso día y que Dios les guarde.