Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido. Mateo 23:12
Queridos amigos, la ostentación es hacer notorio lo material que uno posee con mucha presunción y se convierte más y más en un mal endémico de nuestra sociedad.
La ostentación no tiene que ver directamente con la posesión de bienes materiales, sino con una forma de pensar mezquina, que lleva a una exhibición desmesurada de las cosas, con el objetivo de sobresalir de alguna manera.
Si bien dentro del mundo adulto es común ver personas ostentando, es alarmante observar cómo la juventud se ha contagiado de este mal, ya sea que compitan por la ropa de moda o por los equipos portátiles más modernos o por mostrar los autos que no son suyos, el resultado será siempre el de generar resentimiento en quienes sufren de desigualdad.
La ostentación es una provocación, que muy probablemente recibirá una respuesta negativa. Es tropezadero para quienes caen en la trampa de verse afectados, porque como mínimo se generarán pensamientos de maldad.
En el caso específico de este versículo se observa la ostentación religiosa de los fariseos. Ellos querían que la obediencia que ejercitaban sobre las incontables normas, que representaban su religión, fuera visiblemente evidente.
Era un tema crucial para ellos que todo el mundo se diera cuenta de lo bien que cumplían sus reglas y de lo perfectos que eran. Su objetivo era el de llamar la atención (ostentar) a través de sus vestimentas y de su comportamiento para que la gente comprobara que eran buenos cumplidores de la religión de sus padres.
Poseían una actitud sumamente ostentosa, deseando mostrar que tenían la línea directa con Dios y por tanto el poder sobre la tierra. Mostraban sus buenas obras para ser glorificados por el hombre.
El comportamiento farisaico tiene un espíritu contrario al cristianismo, que sin embargo lamentablemente predomina en la mayoría de los corazones de la gente de este mundo.
La búsqueda de alabanza pública es una actitud que el cristiano debe evitar, el único digno de toda alabanza y gloria es Cristo nuestro Señor.
Las cualidades que se deben evidenciar en el creyente son la humildad genuina y la obediencia para servir. El verdadero enaltecimiento surge cuando el seguidor de Cristo se entrega humildemente al servicio de Dios y de su prójimo.
Cuando el enfoque del creyente está dirigido a servir en humildad, no existe necesidad de que éste se detenga a mirarse a sí mismo, lo cual es parte del morir uno para que el otro viva.
Si Jesús vino para servir, ¿qué estamos buscando nosotros sus seguidores?
Dios les bendiga en este día.