¿Por qué se amotinan las gentes, Y los pueblos piensan cosas vanas? Salmos 2:1 RVR1960
Queridos amigos, esta pregunta la hizo el rey David hace más o menos 3000 años, y todavía sigue muy vigente en estos tiempos modernos, pues es aplicable en todos los países y en todos los tiempos.
Las conspiraciones y los levantamientos deben ser los eventos que más se describen en la historia de la humanidad, porque son movimientos reivindicativos de derechos esperados, o simplemente porque son consecuencia del odio o la búsqueda de riqueza y poder. En ese sentido existe la posibilidad de que el rey David haya escrito este salmo en medio de una conspiración a su gobierno por parte de alguna de las naciones paganas que lo rodeaban.
En estos tiempos vivimos con gobiernos corruptos, no que no lo fueran antes, sino que ahora además de la corrupción los acompaña el cinismo, lo cual hace más visible su maldad. La gente se revela contra aquello que considera injusto, y en muchos casos existe injusticia real, por tal motivo en la historia de la humanidad se suscita una sucesión de guerras y enfrentamientos.
Los pensamientos vanos son aquellos que no conducen a nada bueno, porque están vacíos de contenido. Cuando una rebelión no tiene la más mínima posibilidad de triunfar, es porque está sustentada por pensamientos vanos, pues el opositor tiene tal fuerza que es muy difícil o prácticamente imposible de vencer.
Cuando la gente, sus autoridades y gobernantes se resisten a servir en obediencia a Dios se trata de un evidente motín, de una clara rebelión a causa de pensamientos vanos, es decir de traición y engaño. Se llevó a cabo en tiempos pasados y se ha venido repitiendo en la historia, la gente no deja de estar dominada por Satanás y se une contra su Creador, ya lo dijo el apóstol Juan: el mundo entero está bajo el maligno (1 Juan 5:9).
El diablo incita a todo el mundo a oponerse a la causa de Dios promoviendo todo tipo de otras causas, que se ven atractivas y coherentes. Los inconversos sin darse cuenta se convierten en aliados del maligno y son quienes aparecerán como adversarios de Jesucristo. No importa de dónde vienen o adónde van ni de qué clase social son o qué orientación política tienen, está claro que se enfrentarán abiertamente al Señor. Los que enarbolan las banderas de la rebelión son los gobernantes y políticos que siguen a Satanás y son también quienes dirigen los ataques, todos están atrincherados contra Dios, aunque en muchos casos muestren señales de piedad y se declaren creyentes.
El cristianismo con sus preceptos se enfrenta a todo proyecto perteneciente al mundo, y su verdad opaca las ilimitadas ambiciones de riqueza y poder, acompañadas de las tan anheladas diversión y lujuria. Por ello no hay nada que amar ante tanta exigencia sin sentido, según el mundo.
Escrito está que tienen la conciencia cauterizada y por tanto, se pueden dar el lujo de desechar los mandamientos de su Creador, argumentando que son arcaicos y caídos en desuso. Lo peor es que siguen creyendo que sus vanos esfuerzos los llevarán a la consecución de sus vanos ideales.
Es imposible que puedan obtener algún éxito, pues se están oponiendo al reino más poderoso del universo. Su oposición es a un gobierno de justicia y verdad santas. Se ponen en contra del Rey de reyes y Señor de señores, quien por su paciencia y misericordia no los destruye de inmediato.
El esfuerzo de los enemigos de Jesucristo pareciera incansable, tanta es la maldad acumulada en la historia de la humanidad. Su ceguera es tal que saben que Cristo Jesús tiene toda la potestad y dominio sobre el cielo y la tierra, y a pesar de ello le rechazan sin cesar.
Por lo visto solo los creyentes genuinos son seguidores de este reino, dígase gobierno. El trono del Señor Jesucristo está afirmado dentro de su iglesia, es decir en el corazón de cada convertido. Los creyentes han sido bendecidos con ojos para ver y oídos para escuchar a fin de dejar de seguir lo vano y a los poderosos del mundo para poner su mirada en el cielo.
Les deseo un día muy bendecido.