y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá. Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas. Lucas 21:17-19 RVR1960
Queridos amigos, en el mundo de estos días que tiene un tinte relativista y de amor por la tolerancia, la gente por lo general dirá que aborrecer es una palabra demasiado fuerte.
La posición de moda es: mientras no haga daño a otros no importa lo que haga, vivir y dejar vivir.
La lente a través de la cual estas personas observan el transcurrir de la vida es terrenal y no les permite ver más allá, no se trata de miopía que puede ser corregida incrementando las dioptrías, se trata más bien de ceguera completa hacia lo espiritual.
Solo Dios nos puede dar ojos y oídos espirituales, esto permite entender que la frase «mientras no haga daño a nadie no importa lo que haga» no toma en cuenta a Dios, quien puede estar resultando tremendamente herido en su infinita santidad y sí importa, y muchísimo.
A partir de que el cristiano es un defensor de la Palabra en este mundo las cosas se le ponen complicadas. La ola de la tolerancia dirá «cada loco con su tema» y pasará de largo, sin embargo, cuando el mundo se ve confrontado por el juicio de la Palabra que va en contra de su pensamiento las cosas cambian.
Cuando el creyente objeta que está mal el sexo fuera del matrimonio es visto como obtuso y anticuado; si dice que la homosexualidad es abominable a los ojos de Dios, ya está metido en caminos escabrosos; cuando manifiesta que hay que respetar a las autoridades, como mínimo recibe una mirada de desprecio por los que viven en constante oposición.
De esa manera podemos dar un sinnúmero de ejemplos que todos confluyen finalmente en aborrecimiento por predicar los preceptos de Dios, especialmente si la suma de ejemplos recae en una persona individual.
Hermosas las palabras de nuestro Señor, quien nos garantiza que al final los triunfadores seremos los creyentes verdaderos, porque ni un cabello de nuestra cabeza perecerá. Es posible que el creyente pueda llegar hasta la muerte física, pero eso no dará lugar a que perezca uno solo de sus cabellos. En el sentido espiritual de la Biblia perecer es terminar en el infierno.
Es menester del cristiano no dejar de seguir la verdad, manifestando lo que es de Dios. Tengamos por seguro que sufrirá persecución y para soportarla es necesaria mucha paciencia. Recordemos que la paciencia es uno de los frutos del espíritu, por lo tanto, quien está con Jesucristo dará fruto.
Que Dios les bendiga, tengan un bonito día.