Y cuando les vinieren muchos males y angustias, entonces este cántico responderá en su cara como testigo, pues será recordado por la boca de sus descendientes; porque yo conozco lo que se proponen de antemano, antes que los introduzca en la tierra que juré darles. Deuteronomio 31:21 RVR1960
Queridos amigos, uno de los mejores ejemplos de la falta de auto conocimiento que se tienen en la Biblia es la dura historia de Pedro negando al Señor tres veces.
En el fragor de la batalla solemos prometer cosas, pensando que seremos capaces de cumplirlas, pero llegado el momento la cobardía, el miedo, la comodidad, la flojera, etc. nos impelen a incumplir.
Solo podemos imaginar lo que Pedro sentía en su corazón cuando ofreció incluso morir por su Señor, lo que sentía mientras le negaba y lo que sintió cuando se dio cuenta que las palabras de Jesús se habían cumplido. Se sabe que Pedro era de carácter impulsivo, y considero que no mentía cuando con firmeza le dijo que no le negaría jamás, sólo que Jesús conocía mejor el corazón de Pedro, que el mismo Pedro. El apóstol no supo aquilatar lo que se venía y cometió la imprudencia de prometer algo que no cumplió, de lo cual se arrepentiría duramente.
Observamos que en nuestra propia fuerza somos arriesgados e imprudentes a causa de nuestro corazón engañoso, y que sin la presencia de Dios dirigiendo nuestras vidas vamos camino de la perdición.
Uno se pregunta quién en su sano juicio sería capaz de revelarse contra Dios, especialmente cuando ha sido directamente beneficiado de sus maravillas. Es un pensamiento inconcebible que se convierte en dura realidad a lo largo de la historia de la Biblia.
El pueblo de Israel había sido liberado de dura esclavitud, sin embargo, extrañaba los tiempos pasados, sin reconocer el valor de la obra de Dios sobre ellos. Habían vagado por el desierto y los que habían salido de Egipto estaban casi todos muertos. Una nueva generación sería la que entraría a la tierra prometida y la que gozaría de su abundancia y prosperidad, y de igual manera se olvidaría de quien había puesto todo, para terminar, adorando a ídolos atribuyendo a éstos su prosperidad.
Quién más proactivo que Dios mismo, Él se adelantó a los hechos y le ordenó a Moisés escribir un cántico que describiese las maldiciones que vendrían sobre el pueblo de Israel por su rebelión. El pueblo debía conocer por adelantado las consecuencias de olvidarse de su Creador.
Así como en nuestros países tenemos himnos nacionales que nos recuerdan las gestas libertarias, este cántico debía retener la memoria y debía agitar las emociones más profundas a fin de que el pueblo se mantuviese fiel a Dios. Se trataba de un himno compuesto bajo la guía divina y representa los razonamientos y exhortaciones antes hechos para enseñar a las generaciones siguientes.
Dios le da a entender a Moises que el pacto entre Israel y Dios, que tanto esfuerzo había costado, sería roto después de su muerte. Israel se revelaría con injusticia contra Dios, entonces Dios con justicia abandonaría a su pueblo escogido. Una vez más se demuestra la fidelidad de Dios al pedirle el cántico a Moisés para prevenirle al pueblo sobre su futuro comportamiento.
Como no conocían sus propios corazones les era muy difícil aceptar la advertencia de que obrarían con necia falsedad. Si los que somos padres nos adelantamos a las obras de nuestros hijos y les advertimos con amor, ¿cuánto más lo hará Dios?
Oremos por la misericordia de Dios para que convierta nuestros corazones de piedra en corazones de carne y por que nuestra obediencia sea permanente para no olvidarnos de Él y menos revelarnos.
Les deseo un día muy bendecido.